Por decisión propia y deberes familiares, nos abstuvimos de ver la novena y última corrida del 2018 en la plaza México, que fue de rejoneadores y de forcaos, habiéndose corrido -eso suponemos nosotros- 6 toros 6 de Enrique Fraga, sin saber hasta el momento de hacer esta columna, cómo estuvo la entrada en la plaza más grande y cómoda der mundo.

El cartel hípico lo formaron dos mexicanos y un colombiano, aquellos fueron: Jorge Hernández Gárate, quien, según las crónicas, logró cortar una oreja, trofeo que también se llevó su alternante Emiliano Gamero, yéndose con la espuerta vacía, el nativo de Colombia Andrés Rozo.

Estos estetas de a caballo a quienes en el caló taurino se les llama rejoneadores y en la tierra de los fados cavaleiros, partieron plaza acompañados de los forcaos portugueses de Montemar y los forcaos de Mazatlán, Sinaloa, donde también hay mar y de los sobresalientes Pablo Sampeiro y Paulo Campero, según crónica cibernética.

A nuestro modo de ver la fiesta, en México, no se dan seguido festejos con 3 rejoneadores 3 y sólo desde que Pablo Hermoso, haciendo gala de su... diremos "hermosura", los rejoneadores españoles alternan con los toreros de a pie exigiendo como buenos gachupines que vienen a hacer la América, que se les den también dos bureles, so pretexto de no torear y como en la tierra del Cuerno de la Abundancia, todo se puede, estos hombres blancos y barbaos, logran su objetivo, aunque a los chavales mexicanos, se les cierran las puertas de las plazas de toros de su propio país.

Lo bueno de todo este merequetengue, es que ya se inició el gobierno de la 4T que, esperemos, transforme también la fiesta de los toros muy venida a menos desde hace muchos ayeres y que no tiene para cuando componerse, gracias a los propios protagonistas de la fiesta: empresarios, ganaderos y matadores de reses "bravas".

Es "nochi" y aquí le cortamos a este descanso taurino, porque ya nos espera nuestro Moisés y si bien por estas latitudes norteñas y gélidas, la noche es muy, muy larga, en ocasiones no ajustamos de sueño y otro día hay que ponerle al jale. Vale.

Barrera de sol

Por: Manolo de la Laguna

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