Cuando los políticos no tienen la capacidad de gobernar, crean comisiones. Konrad Adenauer, canciller alemán.

En esta ocasión iremos "direitos" al grano; en el ambiente taurino, cuando un torero se enfrenta, él solo, a 6 toros 6, se dice que tuvo una encerrona y el pasado sábado primero de diciembre, la Gran Nación Mexicana, volvió a vivir un cambio de gobierno sexenal, llevando a Palacio Nacional, a un ciudadano mexicano que durante 18 años 18, anduvo tras la silla embrujada, seguido por lo que en nuestra política autóctona, se hace llamar izquierda mexicana, "aglutinada" en un movimiento de regeneración nacional.

El nuevo inquilino de palacio, responde al nombre de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha propuesto, como presidente de todos los descendientes de Cuauhtémoc, iniciar la cuarta transformación de México, acabando con la corrupción y la impunidad, entre otros muchos vicios que creó y que en los últimos sexenios, dañaron severamente al sumiso pueblo mexicano, la recién terminada oligocracia priísta revolucionaria.

En sus discursos iniciales como jefe de los mexicas, el hombre de Tepatitán, Tabasco, como lo hizo en toda su campaña política, volvió a dejar una retahíla de promesas y de buenas intenciones que, de lograrse algunas de ellas, se habrá dado el primer paso de la transformación que tanto necesita este país, empobrecido por sus propios gobernantes y demás parásitos del poder.

López, como presidente, quien se enfrentará a 6 toros 6 con edad, en puntas y trapío, tiene todo el beneficio de la duda y algo debe lograr para pasar a la historia como un estadista, siempre y cuando no permita que su gobierno vaya a car en una ineptocracia de izquierda, porque entonces sí sería el acabose y jamás podrá compararse, como es su deseo, con Miguel Hidalgo y Costilla, Padre de la Patria; José María Morelos y Pavón, El Ciervo de la Nación; Francisco I. Madero, El Apóstol de la Revolución y Lázaro Cárdenas o Tata Lázaro.

México y los mexicanos necesitamos cambios muy profundos en nuestro país para mejorar las condiciones económicas, laborales y educativas, de millones de compatriotas, pero sobre todo, derrumbar de una vez por todas y para la siempre, la institucionalización de la corrupción y la impunidad que nos llevó al despeñadero el sexenio pasado.

Bienvenido el nuevo gobierno transformador, ojalá todos los mexicanos lo apoyemos porque no debe olvidársenos que no obstante el saqueo a gran escala de los dineros públicos a que fue sometido el país por la oligárquica familia revolucionaria, nuestro territorio sigue siendo, a pesar de todo, El Cuerno de la Abundancia. Vale.

Por: Cuauhtémoc Monreal Rocha

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