El giro descolonial del arte en América Latina, 1960-1985


Exposición:
La curaduría es de Julieta González, directora del museo, que trabajó cinco años el proyecto. Se presentan 400 objetos, elaborados entre 1960 y 1985, por más de 50 artistas de ocho países de América Latina. El título se toma del libro Memorias del subdesarrollo del cubano Edmundo Desnoes, que aparece en 1965, y de la película homónima del cubano Tomás Gutiérrez Alea de 1968.

La exposición parte del surgimiento del pensamiento poscolonial y de la clasificación que surge durante la guerra fría del Primer, Segundo y Tercer Mundo. Entendidos como niveles del desarrollo de los países. El arte que se presenta surge en países del Tercer Mundo que coincide, no es casual, con que antes fueron colonias. El proceso de descolonización del arte solo puede surgir en estas realidades.

La descolonización hace referencia, eso se plasma en la obras, al cuestionamiento que se hace a la modernidad y el progreso que se traduce en la crítica a la economía, a la política, a la arquitectura, al urbanismo y también a las artes plásticas. El proceso exige, en cambio, recuperar el pensamiento, las tradiciones y la cultura local. De éstas se retoman imágenes y signos, pero también la importancia que tienen las comunidades y quienes las habitan. La descolonización es la manera de enfrentar al Imperialismo.

Hay obra de colectivos y artistas en lo individual. Están: 3 Nós 3, Benjamín Abrahão, Lola Álvarez Bravo, Joaquim Pedro de Andrade, Luis Arias Vera, Artur Barrio, Jacques Bedel, Fernando “Coco” Bedoya, Lina Bo Bardi, Paulo Bruscky, Athos Bulcão, Teresa Burga, Iván Cardoso, Antonio Caro, Manuel Casanueva, Elda Cerrato, Víctor Hugo Codocedo, Centro de Arte y Comunicación (CAyC), Colectivo de Acciones de Arte (CADA), Caravana Farkas, Guillermo Deisler, Antonio Días, Eugenio Dittborn, Juraci Dórea, Juan Downey, Diamela Eltit, Eugenio Espinoza, Escuela de Arte Popular / Universidad Autónoma de Puebla, Thomaz Farkas, León Ferrari, Paulo Freire, Frente Mexicano de Grupos Trabajadores de la Cultura, Marcel Gautherot, Anna Bella Geiger, Rubens Gerchman, Octavio Getino y Fernando Solanas, Carlos Ginzburg, Beatriz González, Víctor Grippo, Juan Guzmán, Graciela Gutiérrez Marx, Grupo Mira, Eduardo Hernández, Leon Hirszman, E.P.S. Huayco, Alfredo Jaar, Leandro Katz, Gastão Magalhães, Antonio Manuel, Jonier Marín, Leo Matiz, Carlos Mayolo y Luis Ospina, Cildo Meireles, No Grupo, Hélio Oiticica, Dámaso Ogaz, Clemente Padín, Lygia Pape, Catalina Parra, Luis Pazos, Claudio Perna, Alfredo Portillos, Norberto Puzzolo, Glauber Rocha, Osvaldo Romberg, Jesús Ruiz Durand, Armando Salas Portugal, Peter Scheier, Falves Silva, Regina Silveira, Taller 4 Rojo, Cecilia Vicuña, Edgardo Antonio Vigo, Horacio Zabala. Thomaz Farkas, Gente en la explanada del Congreso Nacional durante la inauguración de Brasilia, DF.

El texto que reproduzco es del museo y da buena idea del contenido y el propósito de la exposición:

Memorias del subdesarrollo examina un importante cambio de paradigma que se produjo en la cultura y las artes visuales de América Latina, entre principios de los años sesenta y mediados de los ochenta. Este desplazamiento se caracterizó por articular una contranarrativa a la retórica del desarrollismo, haciendo posible identificar la aparición de un pensamiento descolonial en las prácticas artísticas en la región en estas décadas.

Durante este periodo, los intelectuales y los artistas de la región hicieron eco de las críticas que venían del campo de la economía política; al cuestionar modelos culturales y estéticos impuestos, tomaron una distancia crítica del canon y del vocabulario formal de la modernidad, incorporando, desde una posición de vanguardia, saberes locales, expresiones populares y vernáculas a su producción. Reconociendo a su vez el valor de las manifestaciones culturales que surgían de las condiciones de pobreza material, muchos artistas, incluso algunos anteriormente afiliados a las vanguardias modernistas de sus respectivos países, establecieron un diálogo con dichas formas culturales, generando así formas de colectivización de la experiencia que fomentaban la conciencia social mediante modos espaciales de percepción y participación.

Es una exposición muy compleja y al mismo tiempo difícil. La cantidad de obras, de los más diversos estilos, y el significado de las mismas, en su propósito de ruptura y creación en otras claves, requieren explicación. No basta con ver. Es necesario el estudio de las diversas corrientes, escuelas y también propósitos. Es una gran exposición.

Hay, de manera intencional, una cantidad enorme de información que es imposible poder leer y asimilar. La propuesta curatorial invita a la reflexión, pero al mismo tiempo no da oportunidad de la misma. No queda claro si es un error en la concepción museográfica o es algo intencional. El espectador se angustia de no poder leer y ver todo como quisiera. Se requieren muchas horas e incluso días. ¿Es algo que se quiere provocar?

Museo Jumex
Ciudad de México
Comentario de Rubén Aguilar Valenzuela

Twitter: @RubenAguilar

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