Recientemente el periódico en línea, Milenio, publicó una nota que cuestionaba en su encabezado “¿Qué necesita el cine mexicano para ser exitoso?”, esta pregunta se la hicieron a varios directores de cine, distribuidores de películas y productores de la industria y los mismo concluyen, lo que ya todos sabemos y de forma particular siempre ha sido mi queja en contra de las películas mexicanas, que, o abusan del lenguaje soez, los temas que muestran lo peor de nuestra sociedad, historias basadas en hechos reales pero que tocan temas bastante fuertes como narcotráfico, violencia extrema, situaciones que no son para nada mentiras, pero que de facto ya las sabemos y que en nada nos ayuda el recordarnos que parte de eso es nuestro México, pero que además esas mismas historias están en todo el mundo, no son privativas de nuestro país, y a final de cuentas después de verlas, dejan un sentimiento desagradable, y la verdad se supone que el cine es una distracción que debería de brindar un momento agradable que saque, por espacio de dos horas, de la realidad de cada quien.

Recordemos como la época dorada del cine nacional nos mostraba también historias que en muchas ocasiones eran verdaderas tragedias, en las que los protagonistas la sufrían de principio a fin y todo lo malo les pasaba, claro que no eran la generalidad de los temas había otras en las que se resaltaba el machismo al que las mujeres que aparecían en las historias, parecía que les gustaba ese tipo de hombres, pero que la verdad, tampoco era lo más recomendable, pues además del machismo, mostraban un México que ya no existía, como en el que todos andaban vestidos de charro y a caballo, cuando eso ya no era el común, pero si debemos reconocer que; los diálogos, la fotografía y en general las historias estaban bien contadas y estructuradas y había de todo, pues no faltaban las películas infantiles, de terror, cómicas, además de las de luchadores que aunque los diálogos eran mínimos y se privilegiaban las coreografías de lucha, que la verdad eran tan largas que se volvían aburridas, atraían a la gente y tenían un cierto nivel de calidad, por lo menos, en lo que a edición, fotografía y sonido se refiere.

Así que llegó el momento de comenzar a buscar otro tipo de historias que si reflejen la forma de vida de los mexicanos de hoy, sin llegar a las clásicas historias en las que los protagonistas son los ahora denominados “chairos”, que gustan de todo lo que no sea comercial y por lo mismo no logran hacer sentido con la mayoría de la gente; y el problema estriba en que algunos de los directores y realizadores de estos filmes ven esa forma de vida como la cotidiana cuando no es así, por lo mismo se requiere de preguntarle al público qué es lo que quiere ver en el cine nacional para comenzar a hacer los ajustes necesarios, pues en algún momento, por ahí de los 90, se intentó retomar el tema de las películas de luchadores, pero no fue más que lo mismo, solo que ahora a color y con los luchadores de ese tiempo, sin darle toda la importancia a la planeación de las coreografías de lucha, sino que fue lo mismo, encuentros larguísimos, carentes de efectos espéciales de ningún tipo, lo que no logró conquistar al público que ya se acostumbró a esas escenas de Hollywood en las que se ven verdaderos encuentros impresionantes llenos de efectos especiales, cosa que ya se puede hacer en México solo se necesita ponerlos en práctica, y algo muy similar ocurrió con la serie para televisión de paga en la que llevaron a la pantalla, una historia supuestamente basada en el gladiador Blue Demon, en la que de nuevo, de acción, suspenso, y drama, a lo único que le dieron énfasis fue a lo último, el drama, lo que al género masculino termina por cansarlo, de modo que la solución es que los productores y directores se cambien el chip para comenzar a producir lo que la gente verdaderamente quiere ver, y por supuesto que no se requiere de un cambio de 180 grados, sino uno gradual para conquistar a las nuevas generaciones y esa debe ser la idea…

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