Si vosotros habéis leído en vuestra vida o habéis egresao de alguna universidad, aunque no sea la de Salamanca, España, invariablemente que ya leíste El Príncipe de Maquiavelo, o en esas andas en estos tiempo electoreros mexicanos y si nunca lo habéis leído, ya es tiempo de que lo hagáis amable lectora (or), no para que sepáis más, sino para que ignoréis menos. Ay güey ni nosotros nos lo creemos.

Y somos incrédulos porque los mulas políticos aborígenes, nos han hecho así, aunque el personaje del cual vamos a escribir en esta columnata, columnilla o columnota, no tiene la culpa de ná, pues como ya habréis comprendido, es taurino no político y tampoco nos vamos a referir al Príncipe de Maquiavelo, sino a otro príncipe en sentido figurao.

En la tierra que un día fuera de los moros, que todo lo tuvieron y todo lo perdieron (¿Machado?), cada año un empresario convertido en torero o un torero convertido en empresario, sorprende ar mundillo taurino hispano, anunciando en los medios informativos, dónde va a torear, qué reses va a lidiar, cuántas van a ser y en qué plazas lo hará; eso sí, sobre sus altos emolumentos, por aquello de los impuestos, no dice ni pio.

Este torero CIMERO, porque ni modo: Al César lo que es del César. Es único, es torero non, es figura, es maestro y llegó, por derecho propio a la cima de la torería internacional, que inició su oficio de lidiador de reses bravas, en México, por culpa de las leyes de su país, España, tal como lo han hecho otros toreros iberos, de los cuales, en su momento, los pondremos en suerte.

Desde luego ya saben que nos estamos refiriendo a José Tomás Román Martín, El Príncipe de Galapagar ¿ah verdá?, pues hace unos días, según nota de la prensa española, este año, concretamente el 29 de junio, iniciará su periplo taurino en Algeciras, provincia de Cádiz, en plena región andaluza y ¡olé!.

Quizá sean diez, quince o veinte corridas, porque es lo que torea este figurón del toreo hispano, este esteta de la arena, este esteta de la fiesta más bella; lo que no se sabe hasta er momento de pergeñar estas líneas, es si venga a la temporada grande en México y vuelva a fijar sus manoletinas en el ruedo, tal como lo hizo en la corrida a beneficio de... ustedes ya saben quién, no, no, perdón, de los damnificaos del terremoto. Vale.

Barrera de sol

Por Manolo de la Laguna

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