Ciudad Juárez.- Se llama Laura, tiene 19 años, dos hermanas, estudia Administración de Empresas y desde hace 13 practica el deporte que es su pasión, el Tae Kwon Do (TKD).

Sí, 13 años de disciplina y esfuerzo ha invertido, desde que un día, buscando un deporte para que la niña practicara, sus papás la inscribieron a los seis años en lo que se convertiría en la gran motivación de su vida, un arte marcial moderno que vio la luz en 1955 y cuya espectacularidad le ha ganado ser uno de los deportes de combate más practicados en el mundo.

Ya había escuchado hablar de esta joven, que los medios dieron en llamar “La niña de oro”, por sus increíbles resultados en combate en todas las competencias a las que ha asistido; pero al verla llegar, la imagen de esta dulce y hermosa jovencita rompe lo que esperaba de una multicampeona, cuya potencia al patear (elemento fundamental en el Tae Kwon Do), es fulminante.

Laura se describe a sí misma como una joven tranquila, juguetona y buena amiga y mientras elige esos adjetivos quiero imaginarla al inicio de todo, cuando a las dos semanas de haber ingresado a la Academia de TKD (recordemos que tenía solo seis años), participa en su primer torneo y regresa a casa con su primera medalla, una de plata.

A esta le seguiría una larga lista, envidia de todo practicante de artes marciales, ya que entre 2009 y 2016 ganó tres medallas de oro y una de plata en las Olimpiadas Nacional y cuatro de oro, una de plata y dos de bronce en el Nacional Juvenil.

Pero nada de esto es gratis, Laura entrena dos horas diarias de lunes a viernes y los sábados cuando se acerca una competencia, de las cuales, participa en un promedio de siete por año.

Al hablar de esa ardua disciplina y de cómo influye ésta en la vida de una niña, ahora joven, sonríe y menea la cabeza mientras afirma, “soy hiperactiva, el Tae Kwon Do me ha enseñado valores, respeto por la competencia y no ha sido un sacrificio, ¡me encanta hacerlo!”.

Enfundada en su “dobok”, como se le llama al uniforme de entrenamiento, lleva el cabello largo y un ligero maquillaje, es dulce y femenina, idea que contrasta con la poderosa peleadora que es, con modestia me muestra una canasta llena de medallas, cada una de ellas contiene una historia para contar, patadas bien colocadas y buenas cuentas que entregar a su entrenador.

Me habla de sus más grandes logros al momento, como cuando acudió al Mundial de China-Taipei en 2014, de cuando pasó dos semanas en Korea en 2013 y de una exitosa gira por Suecia, Canadá y Las Vegas, de la cual trajo tres medallas de oro, una por cada país en que compitió.

Su cara resplandece al platicarme que al día de hoy es considerada la mejor atleta chihuahuense, ya que esta juarense es la única, en todas las disciplinas que se practican en el estado, en sumar once medallas nacionales.

“No imagino mi vida sin el deporte, me mantiene enfocada, por él he viajado a sitios que tal vez jamás hubiera conocido; soy muy competitiva y el TKD me centra”.

Como buena adolescente, de repente quiere quedarse en casa o ir de fiesta, pero se sonroja al aceptar que: “si dejo de entrenar un día o dos, no resisto las ganas de regresar de inmediato, es un deporte ‘súper hermoso’, de verdad, es mi vida”.

Le pido que describa lo que pasa por su mente en el instante en que inicia el combate, me cuenta de los eternos nervios y de la importancia de pensar positivo, de no perder el objetivo ni la concentración, de cómo escucha la voz de su entrenador, reviviendo cada instrucción que ha recibido para ganar.

El combate consta de tres rounds de dos minutos cada uno, con un minuto de descanso entre cada vuelta, me causa curiosidad, tanto entrenar para tener solo seis minutos sobre el “tatami” (que es el área dentro de la cual se desarrolla la pelea) y demostrar quién eres, ¿cómo se vive tan corto espacio de tiempo?, a lo que sorprendida Laura me increpa, “si vas ganando no se siente el tiempo, pero si no, ¡ya quieres que termine!”, mientras me mira con cara de “¿que no es obvio?”.

A estas alturas de la conversación, esta atleta de alto rendimiento me hace una confesión: “no me gusta la fama, prefiero que no sepan quién soy y me traten como a cualquier chica, al regresar de las competencias importantes, siempre hay alguien que me reconoce y lo agradezco mucho, pero me gusta más pasar desapercibida en la escuela o con mis amigos”.

La familia Ovalle ha realizado múltiples esfuerzos para apoyar la carrera de su primogénita, los viajes, los trajes, los entrenamientos, las inscripciones, prácticamente en su mayoría son gastos desembolsados por ellos, el financiamiento a los deportistas es escaso, aunque sean exitosos.

Laura lo sabe y lo agradece y valora.

Pero ha valido la pena, Laura Ovalle entrena ahora para conseguir un lugar para asistir a la Olimpiada Nacional 2018, y tiene la mirada y los sueños colocados en 2020, año en que se llevará a cabo el Nacional Juvenil que puede darle un pase a la Selección Nacional de Tae Kwon Do y tener la posibilidad de ser una de los cinco o seis atletas que representarán a México en las Olimpiadas de Tokio 2020, en lo que sería la cima de 15 años de preparación y disciplina.

En lo que sería el culmen de sus anhelos, en lo que sería un sueño acariciado por muchos años.

Suerte Laura, seguramente serás una gran representante de los juarenses, de los chihuahuenses, de los mexicanos.

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