Ciudad Juárez.- A lo largo de los años, la humanidad ha hablado sobre el agotamiento de los pozos, mantos acuíferos, lagos, ríos y otros espacios para la extracción de agua, y aunque la historia nos marca que el nivel del vital líquido va en descenso, tal parece no importar, haciendo cada vez más cercano el llamado “Día Cero”.

En la actualidad, la entidad más cercana en dejar de tener agua es Ciudad del Cabo, una de las metrópolis más importantes y prósperas del continente africano, en donde el crecimiento de la población aunado a una severa sequía sin precedentes, está provocando una de las crisis más impactantes con respecto al abastecimiento del líquido.

De acuerdo con estudios internacionales, se estima que para mediados de abril, los pozos podrían alcanzar niveles críticamente muy bajos, por lo que al final de la temporada primaveral, cerca de cuatro millones de personas se verían seriamente afectadas.

Además, en Ciudad del Cabo se están desarrollando planes para el almacenamiento de agua de emergencia en instalaciones militares, por lo que el uso de los grifos para llenar piscinas, regar jardines o incluso lavar coches es ahora ilegal.

En México, la situación no es muy lejana, y Ciudad Juárez no es la excepción, ya que las estimaciones de los estudios en la localidad apuntan a que, siendo optimistas, en un lapso de 30 años la frontera podría llegar a la situación de la urbe africana; mientras que un contexto pesimista, el tiempo se reduciría a 20 años, es decir que quienes afrontarían esta dura situación sería la próxima generación o los hijos de los llamados millennial.

Humberto Uranga Urías, director de Atención, Comunicación y Cultura del Agua, de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Juárez (JMAS) afirma que toda ciudad de México es susceptible a colapsar, debido a que el cien por ciento de los acuíferos del país están sobreexplotados.

Esta sobreexplotación incluye el “Bolsón del Hueco”, que es de donde se abastece de agua a Juárez. Hay ciudades que han estado al borde del colapso como el caso de Hermosillo, Sonora, en donde expertos nos explican que tuvieron que establecer un lapso de meses de supervivencia, por lo que se han analizano opciones como desalinizar el agua del mar de Kino.

Querétaro, es otra de las ciudades mexicanas que también estuvo al borde del colapso, según los estudios hídricos de los expertos.

El Bolsón del Hueco

En la región fronteriza también se han desarrollado diversos estudios geohidrícos tanto en El Paso, Texas, como en Ciudad Juárez, Chihuahua, ya que ambas urbes comparten el bolsón.

El Acuífero Hueco-Mesilla está ubicado al este y al oeste de las Montañas Franklin y es reconocido como un importante manto en Texas; está compuesto de depósitos de sedimentos de limo, arena, grava y arcilla en dos cuencas: el Bolsón del Hueco, que tiene un espesor máximo de 9 mil pies, y el Bolsón Mesilla, que tiene un espesor máximo de 2 mil pies. Aunque ambos comparten una geología similar, muy poca agua viaja entre ellos.

Según información del Texas Water Development Board, la porción superior del Bolsón Hueco contiene agua fresca a ligeramente salina, que varía de menos de 1,000 a 3,000 miligramos por litro de sólidos totales disueltos.

Por su parte, el Bolsón de Hueco también contiene agua dulce a salina, que varía de menos de 1,000 a 10,000 o más miligramos por litro de sólidos totales disueltos. Su salinidad típicamente aumenta al sur y en las partes menos profundas del acuífero. En ambos acuíferos, la disminución del nivel del agua ha contribuido a una mayor salinidad.

El Bolsón de Hueco es el acuífero principal para el área de El Paso y Ciudad Juárez, casi el 90 por ciento del agua bombeada se usan para suministro público.

Los niveles de agua han disminuido varios cientos de pies principalmente debido al bombeo municipal en el Bolsón de Hueco hasta fines de la década de 1980. Aunque de acuerdo con la organización estadounidense, los pozos de observación indican que los niveles de agua se han estabilizado.

“Nosotros compartimos una pequeña parte del bolsón y en los estudios se ha monitoreado y en promedio se abate metro y medio por año. El -Día Cero-, Juárez ya lo empezó a experimentar, ya tiene síntomas de colapsamiento en el Centro, ahí ya llegó a su nivel de explotación máximo y ya se cerraron 20 pozos”, explica Humberto Uranga.

¿Cuáles son estos síntomas?

Juárez cuenta con un total de 200 pozos, 170 ubicados en la mancha urbana, y el resto en el área de “Conejos Médanos”. Según el Plan Maestro de la ciudad, para el 2020 se prevé una población de hasta dos millones y medio, lo que disparó las proyecciones de consumo, sin embargo, la realidad es que al 2017, el número de habitantes apenas sobrepasaba el millón 400 mil.

Lo anterior significa que ni la ciudad, ni la economía, ni la industria ha ido en la velocidad que se pensaba en el año 2000, es decir, hubo un estancamiento, lo que da un respiro para los expertos, ya que es un indicador de que no habrá un amplio número de habitantes y por lo tanto eso podría beneficiar en el consumo de agua per cápita.

En Cultura del Agua aseguran que hasta en la década de los 80’s y 90’s, estaba controlable el consumo del agua. Actualmente, la JMAS cuenta con 200 pozos, 41 tanques de almacenamiento y 31 rebombeos para abastecer la demanda de la ciudad, sin embargo, la extracción del vital líquido va rumbo al Valle de Juárez.

Los principales síntomas, según nos explica Uranga Urías son: la baja de presión, ya que cada vez se requiere mayor esfuerzo para la extracción de agua, aunado a la dispersión de la ciudad, lo que genera que no exista la misma presión en todos los sectores.

El segundo síntoma es la calidad del agua; anteriormente se realizaba la excavación a 70 o 100 metros, sin embargo, en la actualidad se realizan extracciones a casi 400 metros de profundidad, lo que provoca que el líquida cuente con una mayor presencia de sales y metales.

Datos de la JMAS revelan que hoy en día se extraen 6 mil metros cúbicos por segundo de agua, es decir 6 millones de litros por segundo y las acciones de prevención están encaminadas a evitar subir de ese límite.

Durante el período del ‘71 al ‘79, el promedio eran 1000 litros por segundo; del ‘80 al 86’ se aumentó a dos mil; del ‘87 al ‘97 se llegó a los tres mil litros. En la etapa del ‘97 al 2007, la extracción alcanzó los 5 mil litros por segundo, por lo que las proyecciones indican un incremento de mil litros por cada diez años aproximadamente, lo que significaría que para el 2027, dicha actividad podría alcanzar los 7 mil litros por segundo, lo que ha encendido un foco de alerta.

¿Hay algo que se pueda hacer?

Ante esta situación se han comenzado a implementar diferentes acciones en ambos lados de la frontera para tratar de abatir el problema y lograr evitar la llegada del “Día Cero”, por ejemplo en el caso de Juárez se ha buscado regularizar el 30% de agua que no es medible y que está en el clandestinaje.

Además, se pretende llegar a un acuerdo con los cien consumidores más altos, entre quienes se encuentran el Cereso, el rastro, así como parques deportivos y universidades, con la intención que se comience a utilizar más el agua tratada para tareas de limpieza y riego.

También se ha recomendado buscar alternativas de energía renovable para el confort del hogar, con lo que también se reduciría el consumo de agua per cápita en la comunidad, principalmente en el verano.

Otras opciones que se están llevando a cabo son la implementación de jardinería alusiva a la región. Incluso, la JMAS está desarrollando proyectos para la utilización de suelos que permitan una mayor filtración de agua para su reincorporación a los mantos acuíferos, pues ya se han instalado las primeras muestras en diferentes áreas de la ciudad como en Campos Elíseos.

Por su parte, en los Estados Unidos, también se han realizado acciones para evitar que el nivel del Bolsón de Hueco disminuya a pasos acelerados, ya que recientemente se anunció que El Paso Water recibirá 150 mil dólares de la Oficina de Recuperación Federal, esto con la intención de crear un plan para recargar la principal reserva de agua subterránea en la región.

El programa actual comenzó hace 30 años para ayudar a estabilizar los niveles de acuífero en declive, y en ese período se ha repuesto al bolsón con más de 26 billones de galones de agua residual, que posteriormente se transforma en agua potable en las instalaciones de la planta tratadora.

Expertos aseguran que en algún momento llegará el “Día Cero”, sin embargo, explican que es importante tomar como ejemplo a Ciudad del Cabo para comenzar a cambiar nuestra cultura sobre el cuidado del agua, pues en el caso de Juárez cuesta hasta 30 millones de pesos regalar el vital líquido cada año, por lo que hacen el exhorto a preguntarse ¿qué papel social estamos jugando?

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