Ya mucho se ha mencionado que la ciudadanía está cansada de las formas de los políticos de siempre que se valían de argucias legales o políticas para justificar las omisiones que pudieran cometer, por esa misma rezón, es que la población votó de forma distinta durante la elección de 2018, con los resultados de todos conocidos, así que, al menos en teoría, eso ya no debería de ocurrir, pero por eso digo en teoría, porque en la práctica no es más que lo mismo, sobre todo cuando se les cuestiona el porqué de alguna omisión y salen con sus justificaciones que a nadie convencen, al menos no a quienes de verdad analizan los temas de forma fría y sin apasionamientos, como debería de ser.

Es así como la explicación dada por el titular de la Secretaria de Comunicación y Transportes SCT, Javier Jiménez Espriú, sobre la propiedad en Houston, Texas, que consiste en un condominio valorado en aproximadamente 6,6 millones de pesos (unos 345.000 dólares) mismo que está a solo media cuadra de la torre donde se encuentra el ático de Olga Sánchez Cordero, quien se desempeña como secretaria de gobernación, propiedad que tampoco incluyó en su declaración 3 de 3; no convence a nadie, pues es lo mismo que cualquier político que se precie de ser de la vieja guardia, haría y de eso ya la gente está cansada, pero parece que Espriú no se ha percatado de ello, mientras que López Obrador, todo indica, que quedó muy conforme con tal explicación al más puro estilo del viejo PRI, que no del nuevo, porque seguramente, en el Revolucionario Institucional, ya están aprendiendo que eso ya no funciona, ¿o sí?.

Y es que en su declaración patrimonial no incluyó la referida propiedad y como explicación ante tal omisión, aseguró que el inmueble en cuestión fue adquirido por su esposa en 1992, y después donado a una sociedad estadounidense de la cual Jiménez Espriú era administrador. Previo a su ingreso al servicio público, las acciones de dicha sociedad pasaron a nombre de su hijo, incluyendo el condominio en cuestión, por lo que no lo mencionó en su declaración patrimonial, bueno, de hecho parece que este hombre no pose bien alguno, salvo un par de vehículos, uno 2003 y otro 2012, así como de una biblioteca, valorada en unos tres millones de pesos, y como se dará cuenta la anterior explicación no es más que una argucia que es perfectamente legal, pero como lo dice un funcionario federal, está bien, no así, si se tratara de un exfuncionario de pasadas administraciones, como en el caso de Felipe Calderón a quien, el actual presidente AMLO, lo acusa de que pese a representar un conflicto de interés, aceptó un trabajo en una empresa que es proveedora de la Comisión Federal de Electricidad, lo cual ocurrió a cuatro años de haber terminado como ejecutivo federal, situación que también está dentro de la legalidad.

Pero si aceptamos que Espriú solamente posee un par de vehículos y ni siquiera del año, además de una biblioteca, significaría que este funcionario federal está prácticamente en la calle y sobrevive solo del sueldo que recibe como titular de la SCT, cosa que resulta completamente increíble, pero lo más lamentable es que se vale de argucias legales para, de alguna manera, mentirle a la población y esa no es la idea…

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