En sus 70 días de conferencias mañaneras, hay que restar los fines de semana, el presidente López Obrador ha creado un esquema de comunicación, muy predecible, que repite elementos que utilizaba en sus conferencias diarias, cuando era Jefe de Gobierno del Distrito Federal, a los que ha añadido algunos nuevos, que son los menos.

En este esquema, dentro de otros elementos, hay cuatro reacciones de parte del presidente que pueden calificarse como tácticas de comunicación a las que recurre de manera sistemática. Las utiliza en respuesta a situaciones que lo incomodan y también como mecanismos para poner en la agenda temas que a él le interesan.

1) El presidente cuando un periodista menciona una cifra o señala un porcentaje que no le gusta responde sistemáticamente: “Tengo otros datos”. Nunca dice cuáles son y menos ofrece la fuente. Con esta reacción, que ya utilizaba cuando fue Jefe de Gobierno, se propone minimizar la solidez del dato y descalificar a la fuente. Le habla a los suyos. Su negación no cambia la realidad, pero si neutraliza el impacto que pudiera tener en sus seguidores.

2) El presidente descalifica e insulta a cualquier medio, nacional o extranjero, que ofrezca, de manera fundada, información que en su visión ideal del mundo no encaja o incluso contradice su manera de ver la realidad. En estas ocasiones algunas veces añade su compromiso de mostrar otra información. Eso nunca ocurre. Los periodistas en la conferencia mañanera no la exigen.

3) El presidente para justificar ciertas acciones o medidas, que puede incluir suprimir programas sociales exitosos, no ofrece más argumento que decir “tengo información”. Nunca menciona cuál es, en qué consiste y tampoco quién se la proporcionó. El presidente habla a los suyos y no le interesa entrar en comunicación con otros ciudadanos. Él sabe que a los suyos para cualquier acción que quiere emprender basta, es el más sólido de los argumentos, que él lo diga.

4) El presidente acusa, de cualquier tema, a políticos y líderes sociales sin ofrecer ninguna prueba. Su único argumento es que él “es diferente”. Entre sus acusados están los presidentes Fox, Calderón y Peña Nieto, pero también gobernadores, líderes sindicales y organizaciones sociales. Cada vez que quiere quitarse presión y hacer que la agenda mediática se mueva en otra dirección recurre a este mecanismo. El presidente sabe bien que los suyos aplauden esta actitud y que los medios le van a dar cobertura.

Al presidente su estrategia de comunicación, que incluye las cuatro tácticas mencionadas, le ha dado muy buenos resultados. Marca la agenda mediática y está presente en los medios. Eso, a su vez, le permite estar en intenso contacto con los suyos. Por ahora no hay nada que le obligue a cambiar. En los próximos meses, a no ser que ocurra algo no previsto, el presidente seguirá utilizando el mismo esquema en sus conferencias mañaneras.

Rubén Aguilar Valenzuela

Twitter: @RubenAguilar

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