Conoce aquí más sobre el Brexit
Foto: Associated Press

Londres.- Gran parte del rechazo al acuerdo que la primera ministra Theresa May propuso para el divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea derivó de la llamada “salvaguarda”. La disposición fue diseñada para impedir la restitución de los controles fronterizos entre Irlanda del Norte, que es parte de Gran Bretaña, y la República de Irlanda, miembro de la UE. Después del Brexit, esa demarcación será la única frontera terrestre de Gran Bretaña con la UE.

A continuación un vistazo del problema:

¿CUÁL ES EL PROBLEMA CON UNA FRONTERA?

Durante las décadas de violencia sectaria en Irlanda del Norte conocida como “Los Problemas”, la frontera tuvo barreras y retenes con soldados y paramilitares. Unas 3 mil 700 personas perdieron la vida durante el conflicto entre nacionalistas irlandeses y unionistas británicos entre 1968 y 1998, cuando el acuerdo del Viernes Santo propició un pacto para compartir el poder que redujo el derramamiento de sangre y prácticamente borró la frontera.

Como Gran Bretaña e Irlanda son parte de la Unión Europea y el mercado único del bloque, hay un libre tránsito de personas y mercancías entre Irlanda e Irlanda del Norte, sin necesidad de revisiones aduaneras. El Brexit podría poner fin a ese libre tránsito y alterar vidas y negocios, a la vez de socavar el frágil proceso de paz.

¿CUÁL ES LA PROPUESTA DE MAY?

El acuerdo de salida propuesto por May incluyó una “salvaguarda” para impedir la reinstalación de una frontera estricta mediante la concertación de una asociación aduanera entre Gran Bretaña y la UE después del Brexit. El acuerdo daba a Gran Bretaña y la UE hasta 2022 para alcanzar un pacto comercial permanente e incluía la entrada en vigencia de la salvaguarda en caso de que las partes no concreten el nuevo convenio.

¿POR QUÉ SE OPONEN LOS DETRACTORES?

Los políticos que apoyan el Brexit se quejaron de que Gran Bretaña no podría cancelar unilateralmente la salvaguarda fronteriza; el acuerdo haría obligatorio un convenio de mutua aceptación entre las partes. Esto implicaba que la disposición podría permanecer vigente por tiempo indefinido y sujetar a Gran Bretaña a las normas aduaneras de la UE.

Los detractores arguyeron que este escenario sentenciaría a Gran Bretaña al fracaso en sus intentos para concertar otros acuerdos comerciales internacionales. También los legisladores que desean que Gran Bretaña mantenga la cercanía con la UE se pronunciaron en contra porque el país quedaría sujeto a normas aduaneras y comerciales en las que no tendría voz ni voto.

Los aliados políticos de May de Irlanda del Norte, el Partido Unionista Democrático, también plantearon objeciones contra la salvaguarda porque concedería a Irlanda del Norte un trato distinto a otras partes de Gran Bretaña. El partido dijo que ese punto anulaba el vínculo entre Irlanda del Norte y el resto del país.

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