Namasté Karuna
Foto: Cortesía | Yvonne Vidaña

Ciudad Juárez.- Cuando llegamos a su estudio para la sesión fotográfica, le pedí a Karuna que posara en una asana (posición) de yoga que había visto en varias ilustraciones, en que la persona practicante ponía un pie en la ingle contraria, mientras en perfecto equilibrio meditaba erguida, ella, gustosa la adoptó de inmediato y comenzaron a fotografiarla.

Tras unos minutos, Ivonne quiso revisar el trabajo que había hecho al momento y preocupada por la singular pose, le dijo que si gustaba, podía aprovechar para descansar, Karuna, que permanecía parada sobre un solo pie desde hacía al menos 5 minutos, rio divertida y preguntó: “¿descasar de qué?”.

Ese es un claro ejemplo del control que sobre nuestro cuerpo podemos lograr a través de la práctica del yoga, mismo equilibrio que se ve reflejado en nuestra mente.

Karuna Rivera nació en la CDMX, su mamá era practicante de yoga junto con sus amigas y cuando alguna no llegaba a la clase, llamaban a la niña de apenas 12 años a integrarse y completar el grupo, nunca pensó que esa actividad se convertiría en su motor de vida tiempo después.

A los 18 años decide casarse y junto con su esposo se muda a Ciudad Juárez, la joven que había estudiado Comercio Internacional en el Politécnico, se inscribe en el Tecnológico de Juárez para incursionar en la Administración de Empresas, en el tercer semestre nace su primer hijo y tras descansar un año, termina la licenciatura que la lleva al destino lógico en la época en esta frontera: trabajar en la maquila.

El área de Recursos Humanos la cobijó por 12 años, tiempo en que nació su segundo hijo.

A los 24 años, retoma la práctica del yoga en un par de centros, para después volverlo una actividad privada, lo que era una gran opción, puesto que no le gustaba hacer “ejercicio normal”.

“Un día me di cuenta que me estaba perdiendo la infancia de mis hijos y no me gustó esa sensación, así que renuncié a mi empleo y comencé a disfrutar a mi familia, pero como soy hiperactiva y ahora tenía tiempo libre, me inscribí en todas las clases que llamaron mi atención: dibujo, retrato, pintura, restauración, incluso hice un taller de literatura en línea en Barcelona”, y ríe al recordar esa época que la llevó a descubrir su talento para las letras.

Por tres años escribió micro relatos para la Revista Paso del Rio Grande del Norte, con tal calidad que la facultad de literatura de UTEP (Universidad de Texas en El Paso) le pidió los derechos de una de sus obras para ser incluida en los libros de texto de español para los estados con alumnado de habla hispana en los Estados Unidos, cosa que aceptó: “Nunca supe si se llevó a cabo esa edición, al menos jamás la vi impresa”, confiesa.

La práctica simultánea de la escritura y el yoga la pusieron en una disyuntiva particular, el yoga la llevaba a meditar y calmar su mente y la literatura a exacerbarla y divagar en busca de historias, lo que la obliga a elegir por una de sus pasiones, el yoga gana y así hace 12 años abre su estudio, en donde enseña a practicar esta disciplina.

Para entonces ya se había certificado como instructora por la Asociación Nacional de Yoga Yoguismo “ASHTANGA Yoga México” con más de 700 horas de entrenamiento, además de asistir anualmente a capacitación en el Encuentro Nacional de Yoga, que valida su certificación nacional.

“La práctica del yoga te ayuda a profundizar en ti, a entender que tú eres responsable por tu felicidad, te enseña a no pensar y encontrar un estado de paz”, enseñanzas que desde hace ya 12 años transmite a sus alumnos, con clases semanales, master class y talleres.

Karuna Rivera es también Consultora Nutricional Vegana/Vegetariana, tiene un programa de radio, escribe en medios, tiene su página web yogajuarez.mx, es corredora, y aficionada a la lectura y el cine, lo que llamaríamos una mujer multitask.

Entre todas sus actividades, un proyecto llama especialmente mi atención: “En una ocasión, me puse de acuerdo con mis amigas para ir al Parque Central a realizar una sesión de yoga al aire libre y fue muy agradable experiencia, en esa época, recibimos en Juárez la visita del Maestro Suhita Dharma (el primer monje budista de ascendencia africana), quien me dijo que mi misión era acercar la práctica del yoga y la meditación a la comunidad, y mediante esta actividad, sembrar compasión entre los juarenses” y es precisamente eso lo que significa el nombre Karuna, “compasión”, y le fue otorgado por el Maestro Suhita al tomar sus votos como dharmachari, seguidora de un camino espiritual.

Esa es la razón por la que hace ya 10 años, organiza “Yoga Urbano”, que consiste en una sesión mensual pública durante siete meses del año (de marzo a octubre), en que se trabaja un chacra (centro de energía de nuestro cuerpo) por mes y al cual asisten actualmente un promedio de 120 personas, desde hace dos años una de las sesiones se realiza en la montaña, lo que agrega un poco de senderismo a la actividad.

Karuna está convencida de que la práctica de esta milenaria expresión puede abrir una puerta de cambio para nuestra frontera: “Juárez necesita aprender a amarse, respetarse y cuidarse, los juarenses deben estar más conectados y centrados, aprender a hacer lo que tienen que hacer y hacerlo cuando tienen que hacerlo, es un cambio que debe darse de dentro hacia afuera, una proyección de nuestra felicidad, se vuelve una felicidad colectiva”.

Esta mujer transmite una paz y energía, que me hacen creer que tiene razón, la ciudad necesita esa armonía, un equilibrio que ayude a sanar nuestra comunidad y el esfuerzo que ella pone cada día para aportarlos me lleva a darle las gracias con el término “Namasté”, que se utiliza en la India para saludar, despedirse, dar gracias, pedir, mostrar respeto o veneración y para rezar.

Namasté Karuna

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