Ciudad Juárez.- Como frontera, Ciudad Juárez se enfrenta todos los días a un sin fin de problemas que demandan esfuerzos no solo gubernamentales, sino también ciudadanos, con el objetivo de hacerles frente.

Uno de ellos ha sido la migración, fenómeno que ha acaparado la mayoría de los programas en la materia, dejando en el olvido uno de los conflictos que más afecta al país: el desplazamiento forzado.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cotidianamente se utiliza de manera incorrecta el término “refugiados” para referirse a los desplazados internos; estos últimos son aquellos que no han cruzado fronteras internacionales para buscar asilo en otro país, sino que lo hacen dentro del territorio nacional.

Para Inés Barrios de la O, investigadora del Colegio de la Frontera en Tijuana, Baja California y catedrática de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), México es un país tradicionalmente migratorio y no se ha explorado el tema del desplazamiento que se ha visto reflejado en Juárez y otras partes del norte del país a partir la guerra contra el crimen organizado en 2006, durante el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa.

Según la investigadora, Juárez ha sido una ciudad receptora de migrantes y un polo de atracción para personas del centro y sur del país, quienes llegan a la frontera en busca de una mejor calidad de vida.

Sin embargo, a partir del 2008, la ciudad dejó de ser ese imán, pues incluso hasta la fecha se siguen registrando personas que abandonan la ciudad por diferentes motivos, siendo entre los años 2009 y 2010 el momento más crítico.

Hace 20 o 30 años, Juárez era un punto de cruce importante para la repatriación de connacionales, el cual ha ido disminuyendo a consecuencia de las cuestiones de seguridad, en comparación con la ciudad de Tijuana, que es el actual principal puerto de cruce hacia los Estados Unidos, sin mencionar los estados colindantes, explica Barrios de la O.

“Las políticas migratorias son generales, pero cada estado puede atribuir distintos manejos. En Arizona y Texas son más duras que en California, lo que hace que los migrantes acudan también en mayor medida a Tijuana”.

La ONU establece que los desplazados huyen por motivos similares a los refugiados, es decir, por conflictos armados, situaciones violencia generalizada, violaciones a los derechos humanos.

En México, este fenómeno se da por presencia del crimen organizado, cuestiones climatológicas y hasta por situación económica, persecución política y religiosa, comenta nuestra entrevistada.

Sin embargo, esta problemática parece estar fuera del radar de las autoridades, pues un dato curioso es que México es uno de los países que ha firmado más convenios internacionales para el reconocimiento de los refugiados, pero en las leyes nacionales, no se destaca como tal el desplazamiento interno.

Para Jesús Peña, investigador y académico del Colegio de la Frontera en Ciudad Juárez, el tema de los desplazados no se ha tomado en cuenta en esta comunidad como un problema de migración misma, pues todos los esfuerzos se han enfocado a niveles internacionales.

El experto en el tema migratorio asegura que se debe comenzar a observar el tema de los desplazados como un problema serio, a consecuencia de que en los últimos diez años, Juárez ha dejado de ser un puerto importante de repatriaciones, ya que únicamente por esta frontera se realizan cerca de 11 mil al año.

Asimismo comparte que, efectivamente, ha habido un incremento de deportaciones de Estados Unidos hacia México, sin embargo, derivadas de un mínimo histórico, por lo que asegura que dichos aumentos podrían ser temporales.

Algunas de las organizaciones civiles en Juárez que se han dedicado a dar asesoría y atención a las personas que llegan de otras regiones del país, por diversos factores han sido Derechos Humanos Integrales en Acción A.C. (DHIA), así como Casa del Migrante A.C.

Blanca Navarrete, directora de DHIA nos comparte que el término del desplazamiento es complejo, sin embargo, Juárez tiene una dinámica significativa e incluso aseguró que es posible ver el fenómeno en las comunidades indígenas, las cuales dejan su lugar de origen por diferentes motivos para asentarse en las ciudades.

También destacó el caso de los refugiados que llegan a esta frontera, no para llegar a los Estados Unidos, sino para establecerse y rehacer su vida en esta ciudad; son personas originarias de países como Honduras, Guatemala, El Salvador y Venezuela.

Por otro lado, en Casa del Migrante, que brinda atención tanto a connacionales repatriados como a personas que llegan de otros estados de la República, podemos encontrar historias como la de Miguel Ángel López, quien a la edad de 12 años dejó su lugar de origen en Xalapa, Veracruz, bajo engaños para llegar a Puerto Vallarta, Jalisco. Actualmente se encuentra en Juárez tras ser deportado en su intento por llegar “al otro lado”.

“Yo me salí de Puerto Vallarta para ayudar a mi familia, yo no quería venirme para acá, ahora quiero regresar allá con mi familia, está peligroso, no es fácil, intenté pasar pero no se hizo”.

Adrian Villegas de 28 años de edad, originario del estado de Morelos, también nos comparte su experiencia.

Este joven analiza la posibilidad de quedarse en esta frontera para ayudar a su familia.

“Caminamos por todo el desierto para que llegando nos agarraran; no hay trabajo en Morelos y uno quiere estar mejor. Caminamos tres días sin agua, después nos agarró un tormentón y casi nos parte un rayo, dos gentes se nos quedaron y otros los detuvo la migra. Nos corretearon y nos regresaron y uno se queda bien agüitado por las deudas que dejas, tu familia y ahora llegar como te fuiste o peor, dicen que hay trabajo acá, también se platica que es peligroso, está difícil”, comenta.

Inés Barrios asegura que el estado mexicano se está deslindando de la atención hacia los desplazados, por lo que recomendaría que las acciones a tomar tengan un óptica transversal, ver las cuestiones de empleabilidad y principalmente de seguridad.

“Uno, es empezar con el tema de seguridad que es el principal factor, por ejemplo en Juárez hay estudios que muestran que, mientras más aumenta el número de homicidios, más se incrementa el número de desplazados que se van de la ciudad”.

Es importante mencionar que los desplazados internos permanecen, desde el punto de vista legal, bajo la protección de su gobierno y, como ciudadanos, conservan todos sus derechos, según lo estipula la ONU.

Sin duda alguna, Juárez muestra las dos caras de la moneda, sin embargo, no existen estadísticas oficiales por parte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) o Migración, por lo que son estimaciones las que revelan que del 2008 al 2017, 267 mil personas han salido de esta frontera, mientras que los que llegan en situación de desplazamiento forzado, no hay dato alguno.

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