Ya vienen las fechas que nos recuerdan el espíritu nacionalista, pues de inmediato sacamos nuestras banderitas, trompetas, gorras, sombreros, camisetas o cualquier otro artículo que demuestre nuestro orgullo de ser mexicanos, de hecho el mes de septiembre es considerado el mes patrio y por lo mismo en las calles, centros comerciales, oficinas públicas, empresas privadas y en general hacia donde se mire, todo ese fervor nacionalista se hace presente, situación que a la mayoría gusta y celebra, no solo con los artículos antes mencionados, sino también en la gastronomía, por lo mismo, las enchiladas, chiles en nogada, sopes, huaraches, tacos de todos tipos, moles de cualquier cantidad de sabores y demás platillos que reconocemos como 100% mexicanos, son degustados con más alegría que en otras fechas distintas.

También es común que para celebrar el 15 y 16 de Septiembre las administraciones públicas organicen la ceremonia del Grito de Independencia, evento que atrae a familias enteras que, sin pensarlo dos veces, incluso planean la forma de asistir y disfrutar de tales espectáculos, obviamente posteriores a la ceremonia oficial que lleva a cabo el mandatario en turno y que representa la arenga que realizó en 1810 Don Miguel Hidalgo para animar al pueblo a levantarse en armas y conseguir la independencia del gobierno español, cosa que se logró hasta el 27 de septiembre de 1821 con la entrada del ejercito trigarante a la ciudad de México. Pero como mexicanos lo que celebramos es el inicio y no el fin del movimiento independentista.

Lo malo de lo anterior es que ese entusiasmo por celebrar nuestro nacionalismo, nos dura apenas un mes y eso si mucho, ya que otros en cuanto pasa el 16 de septiembre, ya se olvidan de su orgullo de ser mexicanos y continúan con sus trámites para irse a vivir a los Estados Unidos, mientras que otros siguen criticando su tierra y todo lo que les parece incorrecto con la frase de “así es México”, nada más que las cosas no ocurren por si solas, todos somos responsables del país que tenemos, de lo que está bien pero también de lo que está mal, y para poder comprobarlo basta con hacer un simple análisis de lo que nosotros, como ciudadanos, aportamos a la grandeza de México, ya que si nada más nos dedicamos a criticarlo, sin tratar de provocar un cambio, por lo menos en nuestro entorno, también somos responsables de como estamos.

Es cierto, si no se es autoridad, resulta sumamente complicado conseguir las grandes transformaciones, pero, como individuos, si podemos hacer cambios en nosotros mismos, simplemente respetando las leyes y reglamentos, no solo de la ciudad sino también de los lugares que visitemos, así también educando buenos hijos que aporten y no que destruyan y que nadie les pueda decir algo porque, como padres, montamos en cólera si alguien se atreve a aplicarles una infracción por que manejaban tomados, o por que destruyeron propiedad privada; o simplemente porque no respetaron el reglamento interno de una escuela pese a haberlo aceptado para poder ingresar al plantel de que se trate.

En una ocasión alguien me cuestionó por una bandera mexicana que yo traía en mi vehículo particular, pues no estábamos en septiembre y la persona me dijo, “el 16 de septiembre ya pasó” a lo que yo conteste, la traigo porque soy mexicano de tiempo completo, no solo de 16 de septiembre, lo que lo dejó sin argumentos.

Ya es tiempo de que de verdad nos sintamos orgullosos de nuestra nacionalidad, pero no solo con banderas en fechas conmemorativas, sino comportándonos como mexicanos ejemplares y eso lo podemos hacer desde ya, eso provocará que ciudadanos de otras nacionalidades nos vean de forma distinta y no con la clásica imagen del mexicano dormido recargado en un nopal, porque, la verdad, si eso, en algún momento ocurrió, fue hace muchos años; hoy somos una nación pujante llena de riqueza la cual bien podríamos estar explotando en nuestro favor, lamentablemente no es así; unos se la roban y otros dejamos que se la roben y nada más lo lamentamos, pero también, si se da la oportunidad de hacer lo mismo, posiblemente en menor escala, hay quien sin pensarlo comete actos similares, pero al final de cuentas es lo mismo, así que desde hoy hagamos que nuestro país sea ese México que anhelamos; no hay necesidad de irnos a ninguna otra parte, ya tenemos una nación que nos puede proveer de todo, solo es cuestión de que cambiemos nuestra forma de pensar y sobre todo de actuar, al menos esa es la idea…

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