Chihuahua.- Todas las personas que operan el sistema de justicia, tanto agentes del Ministerio Público, jueces y juezas, defensoras y defensores públicos, y particularmente las y los especialistas que hacen peritajes, deben conocer las capacidades intelectuales y emocionales de las y los niños y de adolescentes; de lo contrario, pueden cometer muchos errores en sus decisiones jurídicas, advierte Analía Castañer, psicóloga especialista en periciales infantiles, consultora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Los peritajes infantiles son la clave para una buena decisión jurídica, pero se deben hacer desde la especialidad, por personas que conocen las capacidades del desarrollo infantil, puntualiza.
La experta ofreció la conferencia “Acceso a la Justicia para Niñas, Niños y Adolescentes” a personal del Poder Judicial de Chihuahua y también impartió un taller a estudiantes de la Facultad de Derecho. El Instituto de Formación y Actualización Judicial (INFORAJ) la invitó y organizó su participación.
Analía Castañer tiene una Maestría en terapia Familiar Sistemática y es también coordinadora del Grupo de Atención a la Infancia en Procesos de Justicia del Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia, A.C.
Preparó el insumo técnico en base al “Protocolo de Actuación para Quienes Imparten Justicia en casos que afecten a Niñas, Niños y Adolescentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Dice que el razonamiento infantil es lógico, egocéntrico y concreto. “Cuando lo interpretamos desde el punto de vista adulto, nos parece manipulación y muchas otras cosas que podrían afectar la decisión en una sentencia en la que estén involucradas e involucrados”.
Explica que las funciones cerebrales se desarrollan conforme la persona va creciendo, de manera que las y los niños no tienen las mismas capacidades intelectuales y emocionales que una persona adulta. Especifica que las funciones cerebrales terminan de desarrollarse hasta los 20 años.
Aclara que siempre que se vaya a preguntar a una niña o niño sobre otra persona, no va a saber qué responder. “Y lo que hará será reflejar lo que ella o él mismo sintió sobre un hecho concreto. Por ejemplo, si la niña o el niño tuvo miedo, dirá que la persona que le provocó ese miedo, tenía miedo en ese momento”.
La Maestra Castañer explica que un juzgador o juzgadora, o cualquier otro interviniente que sea parte de un juicio en el que se involucran niñas o niños, no debe plantear preguntas cerradas, pues el niño o niña sólo responderá sí o no. Dice que es imperante transformar esa pregunta en una pregunta abierta y que sea sólo una sola idea por pregunta.
Menciona ejemplos de preguntas que no se deben hacer:
¿Por qué?: Implica necesariamente el pensamiento abstracto y niñas y niños tienen un pensamiento concreto. La pregunta ¿por qué? implica causalidad, qué ocurre primero y qué ocurre después, y qué de eso que ocurrió primero provoca otra cosa. Esto no lo puede responder una persona con pensamiento concreto y egocéntrico. Casi cualquier pregunta de ¿por qué? se puede transformar en un ¿qué? En lugar de ¿por qué estás triste?, es recomendable usar ¿qué te pasó, que te puso triste?
Las preguntas concretas que una niña o un niño puede responder porque son concretas son: ¿dónde? ¿cómo? Quienes interactúan con niñas y niños, deben intentar siempre mostrar en lugar de explicar.
Erika Mendoza, directora de INFORAJ, agradeció la participación de Analía Castañer. Dijo que el Instituto estará invitando a especialistas de muy alto nivel para que vengan a sensibilizar y capacitar al personal del Poder Judicial en distintos temas.
Mañana viernes se impartirá la conferencia “Análisis del Protocolo de Actuación para Quienes Imparten Justicia en casos que involucran la Orientación Sexual o la Identidad de Género de la Suprema Corte de Justicia”, a cargo de Adela Alicia Jiménez Carrasco, Magistrada de la Segunda Sala de lo Familiar, a las 8:30 horas en el Piso 9 de la Ciudad Judicial.
