En el estudio no existe la saciedad. Erasmo de Roterdam, filósofo neerlandés.

Qué coincidencia, hemos estado releyendo en la semana, el Elogio a la Locura de Erasmo de Roterdam y recordamos la sentencia del epígrafe, porque trataremos, someramente, como siempre lo hacemos, un tema que nos resultó interesante y que ya trascendió en los medios nacionales de información.

Iniciaremos estas letras minúsculas escribiendo que la física biomédica, es simplemente la aplicación de la física en la medicina, para no meternos en camisa de 11 varas 11, buscarle tres pies ar gato sabiendo que tiene cuatro o de plano no meternos en un berenjenal lingüístico o filológico, sin saber qué demonios significa esto último, pero hay investígalo tú, amable lectora (or), te hará bien hacer algo en tu vida.

La definición anterior ha despertado curiosidad porque hace algunos días, un crío de 12 años 12 de edad, fue aceptado como alumno de la Universidad Nacional Autónoma de México, para que curse la licenciatura en Física Biomédica, no sin antes haber cursado ya dos diplomados: Uno en Química y otro en Ciencias Genómicas.

Después de algunos vericuetos burocráticos en la UNAM, los papás del crío, Fabián Santamaría y Araceli Díaz, por fin éste fue aceptado en la máxima casa de estudios en nuestro país, noticia que de inmediato causó asombro en los centros educativos, pues si veinte años no son nada de acuerdo con el tango gardeliano, mucho menos 12 años 12, que son los que tiene el nuevo estudiante universitario.

El crío fue cristianizado con el nombre de Carlos Antonio Santamaría Díaz en la ciudad de La Eterna Primavera, Cuernavaca; al saberse que es un niño con una capacidad cognitiva asombrosa, el chavalillo no se ha mareado y les dijo a los aduladores que no faltan, palabras más palabras menos: No manchen hijos, no soy un niño genio, simplemente soy un niño alegre y feliz. E inteligente, agregamos nosotros.

Esta es la noticia del momento que ya está en todas partes, hasta en las redes sociales y qué bueno que la UNAM, le haya abiertos sus puertas a este crío precoz en el aprendizaje y sería mejor todavía, que todas las instituciones de enseñanza superior de México, le abrieran sus puertas a todos los niños con basta capacidad cognitiva o alto coeficiente intelectual, porque lo merecen.

Carlos Antonio, ya le pidió al próximo presidente de México (el miércoles le entregamos su constancia de presidente electo), que apoye a la educación porque ésta está rezagada y no va acorde con los tiempos del siglo XXI. No sabemos si el futuro Huey Tlatoani, le vaya hacer caso a Carlitos, pero por el bien de todos, primero los pobres, perdón, por el bien de todos los niños mexicanos, especialmente para los que tienen capacidad de aprendizaje fuera de lo común, más le vale a Andrés, le haga caso a este niño lleno de ilusiones. Vale.

Por Cuauhtémoc Monreal Rocha

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