Bombera y madre juarense vence todos los prejuicios
Foto: Redes

Ciudad Juárez.- A sus 27 años, Verónica Cabello cumplió su sueño de niña al convertirse en una de las primeras bomberas de la localidad, en entrevista para NetNoticias platicó que cuando el Departamento de Bomberos abrió la oportunidad al género femenino, no podía dejarla pasar, por lo que ella al igual que otras 80 mujeres atendió la convocatoria y se disputó una de las 30 plazas.

“En el Departamento de Bomberos no había habido la oportunidad para mujeres, la vez que hubo fue una novedad, hablé varias veces para constatar la información y pues sí, realmente era cierto la convocatoria que se hizo, esa ocasión acudimos aproximadamente 80 mujeres y los demás hombres, éramos 160 personas en total”.

Cabello pertenece a la Estación número 8 y recordó que su llegada no fue fácil a un inicio, pues era la primera vez que había mujeres y sus compañeros cuestionaban cómo iban a hacer el trabajo que por años había sido sólo para hombres.

“Sí llega uno a sentir que hay cierto machismo como en todos lados, no específicamente aquí, es común escuchar que por qué se le da oportunidad a las mujeres, pero yo siempre les he dicho, no se desanimen, échenle ganas y sigan adelante y perseveren antes que nada”, aconseja.

La mujer detalla que antes de iniciar a ejercer fueron tres intensos meses de preparación en donde varios de los seleccionados desertaron pues no aguantaron la rutina, sin embargo, sus ganas de permanecer y pertenecer la llevaron a superar la prueba.

Verónica recuerda que fue en octubre del 2013 cuando le tocó atender el primero siniestro, “Se estaba quemando la maquila de dulces Blueberry, todas dijimos '¡se está quemando que suave, que nos lleven!' y sí, al ratito llegó una pickup y nos dijo 'agarren sus equipos y vámonos todas' y nos llevaron a todas las mujeres, esa ocasión fue como quien dice mi novatada”.

Todo iba viento en popa hasta que un día durante la visita de un jardín se realizó un simulacro, donde la mujer sufrió un accidente que le cambió de alguna manera su vida laboral.

“Fue algo doloroso, muy difícil la recuperación, estábamos en la Estación Central, teníamos una visita de un jardín de niños, teníamos un simulacro, al momento de yo deslizarme por el tubo, resbalé hasta la planta baja y caí en mi tobillo derecho, total que tuve fractura expuesta de tibia y peroné, fractura que hasta fecha sigue dejando secuelas, pero a pesar de eso hemos continuado en el departamento".

Tras los hechos, Verónica se quedó como bombera de guardia, es decir no sale al servicio, por lo que ahora es la cocinera de la Estación.

Bombera y madre a la vez

Esta valiente mujer tiene cuatro hijos: Graciela (26 años), Carlos (20), Jessica (21) y Sisnaomi (13 años); lo que representó un reto para ella “Lo más difícil es haber dejado a mis hijos mucho tiempo solos, ahorita precisamente tengo una niña que se queda sola”, dice.

Las jornadas laborales es de 24 por 24 horas.

“Yo pienso que mis hijos están orgullosos, a pesar de los contratiempos y del accidente que tuve, porque su mamá ha sabido sacarlos adelante, en su momento yo era madre soltera y yo era la de todo con ellos”.

Casos que más le han impactado

“Fueron dos casos que me impactaron muchísimo, una explosión que hubo por la avenida de Las Aztecas, estaba una muchacha completamente quemada, no tenía cejas, pestañas, nada, parecía una maniquí, fue algo así impactante porque fue de las primeras cosas que vi en el departamento de Bomberos, y el otro fue el caso de Carlitos, que se cayó en el canal y lo encontraron en Zaragoza”.

¿Miedo? Esa emoción es desconocida para Verónica, aunque confiesa que de un inicio sí se siente pero con el paso de los años le vas “agarrando sabor a las cosas”.

“Ya no es el miedo, es la adrenalina es la que te gana, que dices o 'que suave', por eso dicen que los bomberos tenemos algo de locos por que en ocasiones nos emocionan los incendios”, dijo entre risas.

Para ella ser bombera representa todo, pues dice sentirse orgullosa de lo que es y de lo que hace:

“Ha sido un reto muy difícil, estoy muy orgullosa de lo que soy a pesar de las limitaciones, me gusta lo que hago, aunque para muchas personas no es suficiente, significa un reto muy grande estar aquí, no fue así como que 'yo voy y yo me quedo', no, fue pelear la plaza, fue luchar porque yo quería, costó de todo un poco, sufrimiento, lágrimas, dolor”, señaló.

La inspiración para no desertar ha sido más que nada servir a la comunidad además de que la Estación se ha convertido en su segunda casa.

“Te vas haciendo a la idea de que esta es otra familia, entonces despegarte de ellos, de la noche a la mañana no es fácil, y pues seguir adelante, porque ya nada es fácil, pero sí ha sido satisfactorio”.

Por último externó a unas palabras a mujeres que como ella les gustaría ser bomberas:

“Si de veras (sic) le gusta, que luchen por lo que ellas quieren que no quiten el dedo del renglón, si es algo complicado persistan hasta que lo logren”.

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