Hidalgo del Parral, Chih.- Al llegar julio a las tierras de Francisco Villa, los eventos alrededor del Centauro del Norte empiezan a darse a conocer tras haber conciliado agendas de artistas y espectáculos que conforman un calendario de actividades de diverso giro que permite ser atractivo para todo tipo de público.

Este año la Gran Concentración Villista, en su edición vigésima, llega con una asociación civil de respaldo pues la participación ciudadana se suma con 16 moto clubes y la responsabilidad de organizar en conjunto con el Ayuntamiento esta actividad, que es el preámbulo de grandes eventos en el marco de la conmemoración del asesinato de Doroteo Arango y el arribo de cientos de jinetes a la capital del mundo de la plata.

El origen de la concentración en su inicio fue propuesta —sin imaginar los alcances—por los nietos de Villa aficionados a las motos y quienes empezaron en 1995 a visitar la ciudad que vio morir a su abuelo a bordo de sus Caballos de Acero, siendo seguidos por los lugareños, llegando en dimensión a los niveles en su ámbito, al competir con lo que se hace en Mazatlán en Semana Mayor.

Érick Moreno, líder de Los Vagos, concepto originario del Long Beach, California, llegó a Parral cuatro años atrás para establecerse en una región de caballos de acero que se distingue por los paisajes que ofrecen al momento de andar en sus pesados vehículos, y sobre todo, la cordialidad de sus habitantes al recibir a los cientos de motociclistas que ruedan varios kilómetros para compartir esta fiesta que crece año con año.

En esta edición, con la aportación del gobierno independiente de Alfredo Lozoya, se ciudadaniza el formato del evento, al ser los mismos habitantes los que, en coordinación permanente con las áreas de Turismo y Seguridad Pública, lograron diversos acuerdos en beneficio de los aficionados de este estilo de vida, añade Erick, quien se dedica a la ganadería en la zona y lo combina con su pasión por el rugido de los motores.

Moreno asegura que la sensación de viajar en dos ruedas y sentir el viento en la frente es indescriptible.

“Esto es un modo de vida, nosotros somos una familia y a nuestro club son bienvenidos los hijos y esposas de nuestros carnales. Aquí debes pasar primero como prospecto cerca de un año para poder ser integrante formal de nuestro club, cada agrupación tiene sus reglas y varían, pero aquí hay una muy clara que indica que si deseas salirte de este ambiente ya no podrás andar brincando de club en club, lo que puedes hacer es solicitar un permiso, como es el caso de uno de sus integrantes que está en Los Estados Unidos y que dejó colgado su chaleco en el clóset de la Casa Club en donde se reúnen formalmente una vez al mes.

La ley del chaleco

Los estilos y materiales de los chalecos pueden variar, pero de origen esta vestimenta de los motociclistas es negra y de piel, cuenta con parches e insignias de participación de rodadas.

El chaleco “no se presta, es muy personal”.

Para Enrique Prieto de 55 años y aficionado formal desde hace ocho años con los Choppers de Parral, esta prenda implica compromiso y es el elemento que les permite ser parte de algo, éste no se puede prestar porque lleva su nombre y alguien más puede hacer uso indebido participando en actividades incorrectas que podrían traer afectaciones a la organización que pertenecen, comenta el hombre, que también se desempeña como obrero dentro de una construcción.

Motociclistas, sin importar la profesión

En este ambiente existe una diversidad de profesionistas que durante el día ejercen su carrera, que van desde abogados, médicos, ingenieros, comerciantes, hasta funcionarios de gobierno, como es el caso de Ricardo Arredondo, líder de la manada, que asegura que este gusto es independiente al oficio que desempeñes, porque la sensación de rodar con lluvia y sentir las piedras del camino es difícil de sentir en otro tipo de actividades y entre más conoces más te adentras en este mundo.

Toda la familia participa

El primer contacto de Jesús con las motos fue a través de un cuñado, él es integrante de los Rebeldes y permanece activo en este grupo logrando atraer a esta pasión también a sus hijos, de 15 y 18 años, además de su esposa, con quienes comparte ahora este gusto que alterna con el comercio, de lunes a viernes, para esperar que llegue el sábado y rodar arriba de su “Niga”, nombre que le dio a su compañera de viaje porque es negra.

En este ambiente no todo es fiesta

Para Charlie, participante activo de los Dragones — que están por cumplir su cuarto aniversario — asegura que en este ambiente no todo es fiesta y cerveza, cada quien tiene sus límites y procuran ser respetuosos, pero también tratan de reunir fondos para apoyar a la comunidad cuando hace falta o bien en la estructura de club aportan una cuota para que permanezca disponible en caso de alguna eventualidad y así cambiar la percepción de la gente respecto a ellos.

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