Ciudad Juárez.- Empezar una agrupación teatral en Juárez es, en realidad, cosa sencilla, lo difícil es mantenerla a flote y hacerla crecer, un reto que durante los últimos 5 años ha superado la Compañía Taller de Teatro, 100% local y con un gran apetito por triunfar pese a las adversidades.

Dirigida actualmente por Rubén Torres Ramírez, de 43 años, esta agrupación ensaya 6 días a la semana en las instalaciones de La Asegurada, cuyo teatro y salones se llenan por hasta 4 horas de risas y representaciones en aras de preparar un espectáculo de calidad qué presentar al público.

Rubén recuerda el nacimiento del grupo, en el 2013, cuando él y otros amigos que llevaban un año trabajando para otra compañía teatral decidieron emprender una nueva, misma que estrenaron con la obra Hablando de Panzas, que aborda el tema del embarazo en la adolescencia, por lo que está dirigida a ese público.

¿Por qué hablar de panzas? Bueno, uno de los principales objetivos de Compañía Taller de Teatro es llevar un mensaje; que cada una de sus representaciones, además de deleitar a la audiencia con la actuación de sus integrantes, lleve hasta el auditorio un mensaje profundo y que verdaderamente impacte de alguna forma en su vida.

Asímismo, los jóvenes han sido elegidos como principal público para todo este trabajo artístico, ya que, relata Rubén, vivió de cerca el drama que se desarrolla alrededor de ellos pues trabajó en el otrora tribunal para menores, y desea ayudarles de alguna forma.

“Me empecé a dar cuenta de la problemática, ya yo como adulto, dándome cuenta de en qué se están enfocando los jóvenes en esta época, qué es lo que están atravesando, dije ‘vamos a darle a ellos material para que aprendan, que visualicen sus mismos problemas de una manera diferente”, explicó.

Sin embargo, la compañía también ofrece temas para otros sectores; hace dramas o hasta comedia infantil, con actores que van de los 14 o 15 años hasta más de 70.

Beto

Hablando de Panzas podría tratarse de su obra más icónica, con más de 50 representaciones, pero existe otra que ha tocado montones de corazones por la delicadeza del tema que aborda: el cáncer.

Esta representación lleva el nombre de “Beto”, y está basada en la historia real de un joven que era así apodado y que falleció, hace 3 años, víctima de un cáncer.

“En diez minutos que escuché la historia de Beto, por parte de su papá, esos diez minutos me hicieron click y dije ‘yo quiero llevar al teatro esa historia’. A la siguiente quincena conozco al muchacho y al mes de haberlo conocido, Beto fallece de ese cáncer”, relata.

Comentó que, en memoria de este afable joven, que inspiró amor en todos los que lo conocieron y quienes abarrotaron la funeraria donde fue velado, esta obra se realiza cada año.

La más reciente representación fue este enero, y la Compañía Taller de Teatro creyó que sería la última vez que la actuarían, ya que la madre de Beto, que no se había animado a verla debido a que el dolor estaba aún fresco, les dijo que ya no deseaba que se siguiera presentando.

Precisamente, por tratarse este año de la última obra que se haría en memoria de su hijo, la señora acudió a verla, y salió profundamente conmovida, tanto, que pidió que continuara la memoria de su hijo, cuya historiaenseña a vivir, disfrutar y amar.

Este es solo uno de los montones de ejemplos de experiencias memorables que vive quien hace teatro, la sola sensación de subirse a un escenario es gratificante, y el gran reto que significa representar a un personaje completamente distinto a quien se es en realidad, vivificante.

“Cuando hice el papel de anciano, pues tengo 43 años y el anciano era de 80 y tantos, tenía que estar buscando el tono de voz, la corporiedad, cómo caminaba… Me fui mucho al centro y me sentaba a ver a los viejitos cómo hablaban, les sacaba plática para ver su forma de hablar (…) Es una conexión con el escenario, sea el personaje que sea”, explicó el director.

En este sentido, también explica brevemente cómo es escribir para teatro, para lo cual, detalla, la idea puede venir, más allá de experiencias como las de los jóvenes, incluso, de sonidos o imágenes captadas al azar en las vivencias diarias.

“Veo algo en la calle, lo tomo como si fuera una foto y a esa foto le empiezo a dar movimiento y luego un texto, y de ahí se genera una obra de teatro. En otras ocasiones he escuchado una frase de alguien y ya, eso es suficiente (…) Por ejemplo una obra que se llama “El Resbalón” es a raiz de que, caminando por el centro, empecé a escuchar a gente muy emblemática, como el que vende el PM, el que vende canela, el que saca copias… ya tienen su estribillo, su voz, y fue como hicimos una obra de teatro con personajes del mercado”, relató divertido.

Sin embargo, manifestar este amor por toda la producción de una obra de teatro no es suficiente para mantener la compañía y sus actividades a flote, pues, lamentablemente, se han encontrado con cierta dificultad por atraer audiencia, pues existe la creencia de que un elenco local no será de calidad.

Además, se lamentó, en muchas ocasiones la gente acude a ver obras más “comerciales” para ir a ver a los actores o actrices, no necesariamente a deleitarse con una historia de corte profundo.

Frente a ello, Rubén pidió a los juarenses estar abiertos a cosas nuevas, atreverse a disfrutar historias diferentes y, sobre todo, apoyar al talento local que, asegura, es muchísimo.

La Compañía Taller de Teatro ha visto, aún con todos estos retos, un crecimiento gradual, han llevado obras de gira dentro del estado y participado en varios eventos, con la carga extra de que difícilmente encuentran lugar en conocidas agendas como el Festival de Teatro de la Ciudad o el Festival Siglo de Oro, ya que las autoridades dan preferencia a otras agrupaciones con más antigüedad o más reconocidas que, consideró, acaparan los calendarios.

Aún así, consideró que la audiencia que han logrado en el Teatro de la Nación ha ido incrementando, pues a lo largo de la vida de la agrupación han presentado 35 obras diferentes para todo público.

En cuanto a sus actores, de los 5 amigos que la iniciaron, actualmente se cuentan ya 33, quienes se han unido a ellos paulatinamente gracias a los talleres que ofrecen en las instalaciones de “la Asegurada”, ubicadas sobre la calle Panamá, a unos metros de la avenida Vicente Guerrero.

Próximamente esperan convertir a Compañía Taller de Teatro en una asociación civil, lo que les permitirá acceder a recursos culturales de diferentes organismos y dependencias gubernamentales y con ello mejorar aún más la calidad de sus producciones.

Actualmente la meta de esta artística organización es lograr presentar un montaje diferente cada mes, y viendo la pasión con la que actores y organizadores trabajan cada semana, seguramente así será.

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