La disputa por México
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Ciudad Juárez.- A punto de terminar las campañas y de cara a la elección presidencial del próximo 1 de julio, una de las muchas preguntas, que sin duda nos debemos plantear son: ¿de qué intensidad será el terremoto político que se vivirá en México en la escala social de Richter?, ¿será de una fuerza moderada para que la vida siga igual como hasta ahora?, ¿o será tan fuerte que nos deje como saldo varios políticos y partidos desaparecidos? ¿O tendrá tal vigor que lleve a la exterminación del dinosaurio priista que se creía extinto hace 18 años, para luego darnos cuenta 12 años después, que seguía tan vivo que le permitió convertirse en un depredador inmisericorde de fondos públicos que hizo ver al temible Tiranosauro Rex como un aprendiz desdentado?

Más nos vale estar preparados.

¿Qué es lo que se pone en juego? No solo es la presidencia de la República y el poder legislativo y cientos de puestos en elecciones locales, sino también el modelo de país que queremos para los próximos años.

A estas alturas, México llega a sus elecciones en medio de un sistema político agónico al que urge transformar. El actual ya no da para más. Carcomido por una galopante corrupción y una inconmensurable violencia, el sistema se ha agotado. Nacido de una esperanzadora Revolución, pronto incubó el germen de su muerte. Caudillos que depusieron sus ideales y sus armas por una inasible promesa de poder para formar un poderoso partido político que aglutinara todo el poder en el naciente sistema político, el extinto Partido Nacional Revolucionario, abuelo del Partido Revolucionario Institucional. Surge así la piedra angular del nuevo sistema: “Todo dentro del partido, nada fuera de él”. Y vimos cómo nuestra incipiente democracia al llegar al momento de decir qué camino tomar, tuvo que enfrentar el dilema de Alicia en el País de las Maravillas cuando pregunta al gato:

“¿Quieres decirme, por favor, qué camino debo tomar para salir de aquí?

Eso depende mucho de a dónde quieres ir, respondió el gato.

Poco me preocupa dónde ir, respondió Alicia.

Entonces, poco importa el camino que tomes, replicó el gato”.

Así nos sucedió. Poco nos importó el camino a seguir y fuimos acabando poco a poco con instituciones de avanzada que hoy, muchos, muchos años después intentamos revivir. Así, recuperamos las candidaturas independientes que tuvimos algún día y decidimos convertir a nuestro Estado en un temible Leviatán del que el propio Hobbes se horrorizaría. Lo transformamos en un ogro filantrópico pero terriblemente rapaz, constructor de un régimen donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen nada; generador de un nuevo orden y por tanto de nuevas clases sociales.

De esto estamos hablando cuando nos referimos a lo que está en juego en las próximas elecciones. Sea quien sea el candidato ganador, tendrá que estar muy consciente de lo que está en disputa. Deberá saber que las cosas tienen que cambiar. Y aunque se opte por un camino distinto, al final se deberá llegar al mismo destino, porque México no es un país pobre, sino una Nación al que su plutocracia y su gobierno kakistocrático, lo han empobrecido.

Cuatro mexicanos se disputan hoy el privilegio de poder llevar a nuestro país a un nuevo estadio. ¿Están Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez a la altura de lo que el país necesita? ¿Tendrán la capacidad, inteligencia y talento para lograrlo? ¿Qué país nos proponen cada uno de ellos?

No obstante, México llega a estas elecciones en medio de una gran paradoja. Enfrentará estas elecciones con la mayor cantidad de acceso a la información de toda su historia electoral, pero —y esa será su gran paradoja—, lo hará con la mayor desinformación que se tenga memoria. Votará en la era de las Fake News, de la Posverdad, la era de la desinformación, la era de “lo que yo quiero creer”, sin importarme los hechos. Entonces, el reto de las autoridades electorales es titánico: ¿Cómo ir en contra de este nuevo orden mundial? Como el gato de Alicia, parecería que hay muchos caminos, pero para México, las opciones se han agotado y parecería que solo queda uno: el de la mayor transparencia posible. El que no deje duda de que sea quien sea el ganador, lo hizo en buena lid. Sin interferencias, sin marrullerías vergonzosas. ¿Podremos? De ese tamaño es el reto.

Lo que está en juego

Las del 1 de julio serán las elecciones más grandes que se tenga en la historia de nuestro país. Serán los primeros comicios concurrentes de la era posrevolucionaria, esto es que concurrirán en una misma elección las votaciones federales y las estatales. Por tanto, votaremos en una misma casilla donde estarán las urnas para elegir a nuestros próximos gobernantes. A nivel federal elegiremos un presidente, 500 diputados y 128 senadores; mientras que a nivel local en 9 estados votarán por un gobernador, congresos locales y presidencias municipales, así como otros cargos locales.

En el caso específico de Chihuahua elegiremos a 33 diputados locales, 22 por el principio de Mayoría Relativa, esto es, que gana el que tenga más votos y 11 por la Representación Proporcional, es decir son los legisladores que votamos en una lista que proponen los diferentes partidos o coaliciones y que se distribuyen de acuerdo al porcentaje de votación que haya obtenido. Además, estarán en juego 67 presidencias municipales (con sus respectivos regidores) e igual número de sindicaturas.

En total en todo el país, estarán en disputa 18, 299 cargos públicos, de los cuales 629 corresponden al ámbito federal y el resto, 17,670 al estatal distribuidas así: 8 gubernaturas y 1 jefatura de gobierno (la nueva Ciudad de México), 972 diputaciones, 1,596 presidencias municipales y 16 alcaldías (se trata de las antiguas delegaciones del exDistrito Federal), 1,237 concejales, 1,664 sindicaturas, 12, 013 regidurías y 19 regidores étnicos. A nivel de Juntas Municipales, se elegirán 24 presidencias, 24 síndicos y 96 regidurías, de acuerdo a las cifras proporcionadas por la Secretaría Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral.

Para la presidencia de la República iniciaron la competencia cinco candidatos, tres de ellos amparados por Coaliciones Electorales y dos de manera independiente. Andrés Manuel López Obrador impulsado por la coalición “Juntos Haremos Historia” conformada por Morena, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES); Ricardo Anaya Cortés por la coalición “Por México al Frente” integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC) y la coalición “Todos por México” que postula a José Antonio Meade Kuribreña por medio del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Partido Nueva Alianza (Panal). En el caso de Meade, fue postulado por la coalición como candidato ciudadano ya que formalmente no milita en ningún partido. A esta competencia se sumaron dos candidatos independientes: Margarita Zavala, expanista y el gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”. Más tarde, Zavala declinaría su candidatura presidencial, dejando solamente a cuatro contendientes, pero su nombre aparecerá en la boleta electoral debido a que ya no fue posible quitarla por lo avanzado de la impresión de las mismas y el enorme costo económico que significaría hacerlo.

El tamaño de la elección es verdaderamente descomunal. Un total de 89 millones 333 mil 334 ciudadanos podrán acudir a las urnas. Un millón, 403 mil 328 mexicanos fungirán como funcionarios en 157 mil 346 casillas dispersas por todo el país. Por lo que hace a la documentación electoral, aproximadamente se estarán imprimiendo 281 millones, 702 mil 035 boletas de las diferentes elecciones; un millón, 277 mil 492 actas de casilla. En cuanto a su costo, estas elecciones rondarán en el orden aproximado de los 17 mil millones de pesos, tan solo a nivel federal. Una cantidad muy simular se tendrá que considerar para el ámbito estatal.

La disputa por Juárez

En el caso de nuestro municipio, por primera vez someteremos a nuestro presidente municipal, al síndico y a los diputados locales a un proceso de reelección, producto de la más reciente reforma electoral (2014) que incorporó esta nueva figura. En ese mismo orden, por primera vez desde la etapa posrevolucionaria, Juárez se encuentra gobernado por un presidente municipal que llegó al cargo bajo la figura de una candidatura independiente que rompió así con la hegemonía política de PRI y PAN en esta frontera. Héctor Armando Cabada Alvídrez, llegó al cargo con una votación más alta que se tenga registro en este municipio al contabilizar 209 mil, 762 votos y doblar prácticamente el número de votos a su más cercano competidor, el PRI, quien en la figura del también exalcalde Héctor “Teto” Murguía, solo sumó 107 mil 378 votos.

Debido a este fenómeno electoral, el PAN, partido que en los últimos años se había alternado el poder con el PRI cayó hasta el tercer lugar con tan solo 62, 606 votos, el más bajo de su historia. La sorpresa en la elección pasada fue Morena, quien llegó a sumar 18,167 votos y superar así al Partido de la Revolución Democrática que solo contabilizó 4 mil 719 votos.

Hoy las cosas son muy distintas y aunado al fenómeno López Obrador, Morena se coloca como una de las fuerzas políticas con mayores posibilidades de disputar el poder al presidente con licencia Cabada, quien va por la reelección. Morena ha postulado al exexpriísta, Javier González Mocken, quien ya fue presidente municipal y que ahora intentará arrebatarle el poder al candidato independiente. La actual será una lucha entre expresidentes municipales: Cabada de manera independiente; González Mocken por Morena y el PAN con Ramón Galindo Noriega, quien buscará sumar más de los 62 mil votos que consiguió su partido en la anterior contienda. El PRI decidió postular en esta ocasión a una mujer, en la figura de la exdiputada federal Adriana Terrazas Porras. Bajo este escenario, habrá que ver qué tanto se traslada el fenómeno AMLO en la frontera y entonces la lucha por la presidencia municipal de Juárez se centrará entre Cabada y González Mocken, lo que hará más difícil la disputa por el poder tanto al candidato del PAN como a la del PRI.

Sin duda, uno de los retos a vencer por los contendientes en esta elección será el abstencionismo. Tradicionalmente, Juárez se ha convertido en uno de los municipios que menos participan en las elecciones a nivel no sólo local, sino nacional. En la elección de 2016 el porcentaje de participación electoral solo alcanzó para llegar al 41.56 por ciento, lo que se tradujo en menos de 500 mil votos en total en la elección (428 mil, 639).

En el caso de la Sindicatura, en la elección pasada se dio un fenómeno revelador de lo que acontecía al interior de los partidos, al sobresalir el llamado voto cruzado ya que el candidato ganador postulado por la alianza conformada por el PRI-PVEM-PT y Panal obtuvo más votos que su aspirante a la presidencia municipal, al obtener 149, 389 votos. Lo mismo le ocurrió al PAN y a Morena. Acción Nacional obtuvo 130, 367 votos, casi el doble que su candidata a la presidencia Victoria Caraveo; mientras el segundo obtuvo 46 mil, 030 votos. Una enorme diferencia con respecto al candidato a la presidencia, Juan Carlos Loera de la Rosa.

Por lo que corresponde al Congreso local, de los 22 distritos locales, nueve corresponden a Juárez: 02, 03, 04, 05, 06, 07, 08, 09 y 10. De todos ellos, el PRI ganó el 02 pero con una diferencia de votos no tan holgada como en otras ocasiones al sumar 10,758 votos contra 8,201 del PAN. El 03 también está en manos del PRI con 14, 601 votos contra 10,444 del PAN. Acción Nacional mientras tanto, sumó a su causa los distritos 04, 05, 06, 07, 08, 09 y el 10 es del PRI.

Al igual que ocurría con la presidencia municipal, las diputaciones locales tradicionalmente han sido dominadas por Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, pero en esta ocasión la coalición “Juntos Haremos Historia” y su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, sin duda que será un factor a tomar en cuenta.

A todo ello, habrá que sumar también la figura de los candidatos independientes que, agrupados en la figura del presidente municipal con licencia, Armando Cabada, han conformado un bloque político (muy similar a un partido político) que de la batalla a los institutos políticos y así, como una poderosa, en los hechos, nueva fuerza política conquistar espacios de poder no sólo en la presidencia municipal, sino en el Congreso local y el federal. Cabe señalar que tanto las elecciones federales como las estatales y municipales, se darán, en el caso de Chihuahua bajo un marco —ya casi recurrente— de confrontación entre los distintos niveles de gobierno, lo que ha afectado, sin duda a la población en general.

Chihuahua llega a esta elección bajo la presión de una de las más álgidas disputas entre el gobierno del estado y el federal, básicamente por el tema de la corrupción de la administración pasada. La confrontación ha alcanzado tales niveles que se ha llegado a la retención de partidas presupuestales y marchas de la dignidad encabezadas por el propio gobernador Javier Corral, en acciones inéditas para nuestro país. Una disputa similar, pero esta en el ámbito electoral se da entre el gobierno estatal panista y el gobierno municipal independiente. Todo ello, sin duda repercutirá en el ánimo del electorado el día de la elección.

Gane quien gane, tanto a nivel federal como estatal y municipal, independientemente del proyecto que nos hayan mostrado en campaña, deberemos exigirles amplíen al mayor número de mexicanos y mexicanas posible, derechos sociales básicos, así como políticas públicas más inclusivas y oportunidades de desarrollo más igualitarias, donde la brecha entre los que más tienen con los que menos ostentan, no sean tan diferente.

Sea como sea, estamos ante una elección a todas luces histórica. Hasta aquí hemos seguido un mismo camino, pero ahora se bifurca: ¿seguimos por la misma ruta o damos un viraje? ¿O será que estamos ante un descontento sin retorno? ¿O irremediablemente veremos cómo el otro gato, el gatopardo de Lampedusa —ese que cambiaba todo para que todo siguiera igual— es que goza de cabal salud?

Pronto lo sabremos.

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