Ciudad Juárez.- La problemática actual respecto a la contaminación y cambio climático del planeta ha hecho que el medio ambiente esté en boca de todos, aumentando la preocupación por las posibles consecuencias que puede traer un mal trato al medio que nos rodea.

Infinidad de estas consecuencias han sido retratadas y escritas en muchas historias que nos cuentan, que seria si el mundo tal y como lo conocemos no existiera mas, para muchos aun es un escenario muy distante e incluso exagerado.

Con motivo del Día Mundial de la Tierra y para enriquecer esta edición especial de Revista Net, te traigo estas recomendaciones para reflexionar acerca de este importante tema que nos concierne a todos.

Rompenieves, el último tren de la Humanidad

Año 2031, nos enfrentamos a una nueva Era Glaciar. El único refugio de la humanidad es el Snowpiercer (Rompenieves), un tren que recorre el mundo impulsado por un motor de movimiento eterno.

Se trata de una película coreana de ciencia ficción dirigida por Bong Joon-ho, siendo su primera película hablada en ingles estrenada en el 2013, pero traída a nuestro país hasta el 2015. Es una adaptación del comic francés Le Transperceneige (1982) que nos cuenta una historia post apocalíptica de cómo es la vida en el Rompenieves, pues desde aquel 1 de Julio del 2014 da comienzo la lucha del ser humano por resolver el problema del calentamiento global y para lograrlo dispersan en la atmosfera sustancias experimentales con el objetivo de conseguir temperaturas mas bajas, ¡y lo logran!... pero no con el resultado planeado, lo que da como consecuencia la glaciación del planeta entero.

Entonces el mundo como lo conocemos ya no existe, y la situación deja a la humanidad confinada a sobrevivir a bordo de un tren de motor perpetuo que evita el congelamiento con su constante movimiento. Pero en dicho salvoconducto a la vida no todo el mundo corre la misma suerte. Al final del tren se encuentran las clases más pobres y desfavorecidas, condenadas a una vida humillante, una comida miserable, la suciedad, las drogas y la podredumbre. Mientras que en los vagones del frente cuentan con todos los privilegios. Básicamente la trama se traduce a: la masa de desafortunados quiere alcanzar a la élite acomodada y derrocarla.

Pese a durar poco más de dos horas, en ningún momento se hace una película pesada y aburrida, sino todo lo contrario, entretenida, divertida y original. Puede que te encuentres con fallos argumentales, situaciones inexplicables, extravagantes o excesiva acción, pero creo que precisamente ese es el sello de las películas coreanas, personalmente me gusta y me divierte, no hay posibilidad de zafarse de la sangre, del enfrentamiento y la muerte.

Rompenieves es el vehículo perfecto para advertir sobre la soberbia humana, pero también puede entenderse como una crítica a la inacción ante el cambio climático.

Me ha sorprendido para bien esta película “palomera” que me perdí en su momento pero siempre había mantenido en la reserva de las que antes o después tenía que ver.

Porque Rompenieves nos muestra, sin piedad, que la humanidad es fundamentalmente destructiva, que sólo levantamos edificios para dejar ruinas y que, finalmente, el hombre es el peor depredador del hombre.

“Todos somos prisioneros en este pedazo de metal”

La carretera: demoledora visión de un mundo sin esperanza

Este Premio Pulitzer de Ficción del 2007, es una impactante novela de ciencia-ficción post-apocalíptica en el que un padre y un hijo, prácticamente solos en el mundo, viajan por una tierra arrasada, destruida y sin vida, donde la supervivencia es su único pensamiento.

Cormac McCarthy nos ofrece una trama desesperanzadora, un relato sobre la pérdida de nuestra humanidad y, en especial, la lucha de un padre por preservar una esperanza, por darle un significado a la vida de su hijo en un mundo que lo perdió hace demasiado tiempo.

El objetivo del padre es viajar hacia el sur y para no perderse siguen una carretera que les lleva en esa dirección. Allí cree que al menos el clima será más favorable, pero realmente caminan porque quedarse es morir, morir de hambre, de frío y de desesperación. Morir haciendo nada.

No cuenta el lugar en que se desarrolla la acción. No hay fechas, ni referencias. El padre y el hijo no tienen nombre. Ni edad. No se sabe cómo fue que el planeta llegó a esa condición, e increíblemente, al final, todos estos datos nunca son necesarios.

Si no se conoce al autor previamente puedes chocar con su forma de escribir. Los diálogos se hallan integrados en la historia y el libro se divide en cortos párrafos, en vez de en capítulos. Yo me armé de paciencia y a las cien páginas ya no lo pude soltar.

Ese peculiar estilo, que al principio estorba, acaba siendo uno de los mayores encantos de esta historia que te dejará con los huesos helados y el corazón lleno de compasión. La incertidumbre del futuro te tortura línea a línea y aunque el final puede ser predecible (al menos para mí) no decepciona.

En resumen y aunque no he podido dar más detalles de la trama para no arruinar la extraordinaria historia que esconde su misteriosa portada, este es un libro que amarás (como yo) u odiarás, pues así es el estilo de McCarthy, que no deja indiferente a nadie.

“¿Qué harías si yo muriera? Si tú murieras yo también querría morirme.

¿Para poder estar conmigo? Sí. Para poder estar contigo.”

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A pesar de que estas historias son mera ficción el cambio climático es una realidad, y las peligrosas consecuencias de su existencia se reflejan ya en todos los continentes y océanos de la tierra, lamentablemente somos nosotros, los seres humanos, el origen de la mayor parte del problema. Nadie está a salvo del impacto del cambio climático. Todo el mundo es vulnerable a fenómenos climáticos y meteorológicos extremos. Nuestra escasa capacidad de adaptación y preparación para hacerles frente podría tener consecuencias irreparables si su incidencia aumenta.

Imagínate en una situación como la de los personajes de estas historias, ¿estás preparado para sobrevivir? ¿Es ese el mundo que quieres para tus hijos y tu familia?

Sí, puede que alguna de estas realidades este muy lejos de suceder, pero eso no nos exhorta de la responsabilidad colectiva que tenemos de cuidar y amar la tierra que nos ha dado un hogar. Recapacitemos, nunca es tarde para empezar.

Por. Adriana Baca

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