El problema de los llamados franeleros que permanecen en los puentes internacionales, parece que es muy complicado de erradicar, pues o no se tiene la intensión o de plano es imposible, esto se lo comento porque pese a los operativos que se han llevado a cabo en algunos cruces, estas personas, en su mayoría jóvenes, que bien podrían emplearse en empresas como la maquiladora o en la construcción, prefieren apoderarse de los cruces fronterizos para ganarse unos pesos con el menor esfuerzo, pues limpian con unas franelas impregnadas con aceite los vehículos cuyos dueños los autorizan para llevar a cabo tal labor y a cambio, en ocasiones reciben la propina que el ciudadano considere pero en otras ellos ponen precio a su trabajo, eso sería en el mejor de los casos, pues el verdadero trabajo que hacen, si se le puede llamar trabajo, es que permiten que conductores abusones se metan en la fila sin haber llegado con tiempo a formarse desde el inicio como lo hace cualquier ciudadano de bien; y a cambio de esa acción les piden cantidades que van desde los 20 dólares hasta los 50, según algunas versiones, incluso algunos de estos conductores que primero solicitaron el trabajito, después se quejan de una supuesta extorsión, cuando fueron ellos quienes pidieron el favor, que de antemano sabían tenía un costo, pero que desconocía que podía llegar a cantidades exageradas como las mencionadas.
Pero al margen de estas denuncias, la realidad es que si la autoridad sigue permitiendo que los franeleros permanezcan en los puentes, podría provocar situaciones más graves que simples pleitos entre ellos o con algún automovilista que se molesta por que le obstruyen el paso para dejar que otro automovilista se les meta, dado que está comprobado, se trata de gente violenta que no la piensa mucho antes de verse involucrada en una acción agresiva, esto desafortunadamente es algo que se ve con mucha regularidad en los mencionados cruces, mientras que la autoridad federal, que se supone, debería estar muy atenta a cuidar la seguridad de esas áreas, simplemente brilla por su ausencia, y nada más cuando se hace presión es que vuelven a implantar algún operativo de retiro de toda la gente apostada en los puentes, pese a que algunos llevan a cabo una actividad comercial sin hacerle daño a nadie, pero también y como resultado de que la vigilancia no es permanente sino únicamente para “taparle el ojo al macho”, se tardan más en retirar a los franeleros y vendedores que ellos en regresar.
Mientras, persiste el cuestionamiento del ¿porque con el ciudadano común, la autoridad si actúa de forma por demás rápida y efectiva?, además de intimidatoria, y si no lo cree simplemente un día acérquese al puente que quiera y permanezca por unos minutos en la joroba sin hacer nada y vera como de inmediato y sin saber de dónde, le saldrá un efectivo del Ejército o de la Policía Federal que le cuestionará sobre lo que está haciendo en ese lugar y de forma poco amigable le invitará a retirarse por tratarse de zona federal; y la verdad es que tienen razón y es parte de su trabajo, nada más que, por qué no hacen lo mismo con los franeleros, esa será la pregunta que continuará sin respuesta, y mientras el peligro para los automovilistas que tienen, por necesidad, que cruzar todos los días por algunos de los puentes seguirá, ante la indiferencia de la autoridad competente que, insisto, en este caso es la federal, y no otra que aunque es necesario decir en los operativos participan municipales pero a solicitud de la policía federal y nada más, puesto que no es de su competencia.
Así que la recomendación es que, como usuario de los cruces internacionales tome sus precauciones, porque también están los automovilistas que se meten en las filas y por lo mismo no necesitan de estos sujetos, pues resultan igual o peor de abusones y lo más lamentable es que pese al abuso todavía se burlan de la persona a la que se le metieron lo que también podría provocar un altercado, al amparo de la impunidad que prevalece en ese lugar el cual parece tierra de nadie y esa no es la idea…