No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser. Miguel de Cervantes Saavedra, novelista español.

Hemos pasado una tarde aburrida, fastidiosa, es un domingo soleado pero como no hay en este inmenso desierto a donde ir, salvo a la tierra del vejete del tío Sam, pues aquí estamos esperando, con paciencia jacobina, la llegada del lunes para ponernos a trabajar como locos y no tener malos pensamientos, porque de por sí, er gitano es risueño y haciéndole cosquillas ¿se imaginan?

El país desde el punto de vista político, anda todo desquiciado más lo que nos falta a partir del 30 de marzo, cuando iniciarán en forma, las campañas electorales para presidente de la república, senadores, diputados, algunos gobernadores y presidente municipales, todos ellos rogándoles a los dioses del olimpo político, los socorra con un suculento hueso que los quite de pobretones a cambio de la miseria del pueblo mexicano. El Peje es mi pastor nada me faltará; recuérdalo amable lectora (or).

Más dejémonos de mafufadas politiqueras y vayamos a una nota periodística que vimos hace algunos días: Triunfa zapoteco con doctorado en EE UU, Ricardo Pedro Pablo, quien de niño, en su natal pueblo La Mina, Municipio de Tuxtepec, Oaxaca, vendía limones. Benito nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, fue pastor en su niñez y llegó a ser, por su propio esfuerzo y afán de superación, Presidente de la República Mexicana. ¿Recuerdan?

Ricardo Pedro Pablo, es, después de 212 años, el Benito Juárez, del siglo XXI, pues es el primer indígena zapoteco y mexicano, en graduarse de un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y posteriormente "Ricardo Corazón de León", desea estudiar con dedicación y ahínco, un posdoctorado en Ciencias.

Pedro, como indígena zapoteca, es un joven ambicioso con valor y decisión de superación, dejó los usos y costumbres de su etnia, para labrarse un futuro halagüeño, como lo hiciera el Héroe Epónimo de muchas calles y ciudades, incluida está La Mejor Frontera de México y hay la lleva -el Richi no Benito-, mientras en la UNAM y el IPN, pululan, entre los verdaderos estudiantes, todo tipo de delincuentes, narcotraficantes, porros, agitadores, alborotadores y demás parásitos que disfrutan del noble campo universitario, amparados por la autonomía universitaria, como si ésta fuera sinónimo de impunidad.

Este estudiante zapoteca, es ejemplo de la juventud que lucha denodadamente por superarse, sin importar su condición social o económica y debe ser ejemplo para todos los jóvenes de las diferentes etnias del país, que se resisten, por todos los medios a su alcance, a dejar su ancestral atraso y se conforman con vivir, con las dádivas que les llevan los políticos demagogos y perversos, cuando andan en campaña para obtener un hueso que los quitará de pobres, para después, olvidarse de su "sentido y gran amor indigenista". Dios los ayude. Vale.

Por Cuauhtémoc Monreal Rocha

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