Ciudad Juárez.- Hay luchas que se libran en las calles y es cuestión de creer en los cambios para salir avante ante la adversidad; es el caso de José Antonio Galván, fundador de Visión en Acción, Misión Rescate A.C., organización dedicada a dignificar la vida de los enfermos mentales de la ciudad desde hace 23 años.

Cuando el albergue inició, recogía a los enfermos de la calle pero hoy en día el aforo del centro está lleno, por lo que únicamente, en casos muy extremos aceptan a personas que son canalizadas por la Policía Municipal, Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) u otra institución, pues actualmente se cuenta con una población superior a las 115 personas.

Las instalaciones están ubicadas en el kilómetro 35 de la carretera a Casas Grandes, lejos de toda mancha urbana, por lo que al llegar al albergue se puede sentir un ambiente tranquilo.

¿Cómo nace la inquietud de ayudar a este grupo vulnerable?

José Galván comentó a Revista Net que la historia empezó cuando él tenía 20 años y decidió migrar a los Estados Unidos para trabajar en la construcción, incluso nos comparte que llegó a ser operador de grúa para la edificación de rascacielos; sin embargo, desde joven comenzó a involucrarse con las drogas, hasta que en 1985 lo deportaron para México y diagnosticaron con problemas mentales, lo que lo llevó a perder a su familia, su esposa y todo. “Me quedé arriba como luego dicen”, recordó.

“Escuchaba voces, alucinaba, ya no tenía que estar drogado, me deportan y andaba caminando por las calles como un loco, un -pelos duros-, en 1986 Dios hizo un cambio, él tenía un plan para mí: un seis de enero, me crucé para Estados Unidos, me fui a la Plaza de los Lagartos y estaba un predicador, y escuchaba cómo su voz tan potente retumbaba en mi corazón, y dentro de mis alucinaciones, una de las voces me decía -mátalo, mátalo-, y el hombre hablaba más de Dios y llegó un momento en el que no era una voz, sino más de 20 las que escuchaba.

El predicador parecía que me hablaba a mí, y después de un rato agarre la botella que traía en las manos y se la estrellé en la cabeza, pero lejos de huir, el hombre me tomó de la cabeza como unas pinzas “perras” y nunca me dejó, yo lo golpeaba y no me soltaba hasta que caí hincado y entonces, el hombre comenzó a orar y ahí nació Visión en Acción, Dios me sanó en ese instante, eran como las cuatro de la tarde, ahora sé que Dios había nacido en su corazón hacer un líder para los locos, los enfermos mentales, los que caminan como sonámbulos en la ciudad y que son invisibles porque nadie los toma en cuenta”.

Galván nos comenta que posteriormente comenzó a reencontrarse con su familia para empezar su restauración espiritual e iniciar a predicar en las calles hasta que se recibió como Pastor.

Asímismo asegura que Visión en Acción se ha constituido como un “centro de reciclaje humano”, pues la mayoría de la gente ve a los “locos” tirados en la calle como si fueran papeles de la basura, únicamente movidos por el vendaval de la indiferencia, ¿quién quiere un loco?, cuestiona.

“Una de las cosas que tengo bien claro en vida luego de mis 67 años, es que un persona que pierde todo, pierde el miedo a perderlo todo”, asegura.

Nuestro entrevistado comenta que es una bendición levantarse y cruzar la frontera para llegar al centro de rehabilitación en Juárez, dice sentir que “es una victoria, cada reto y lucha, estoy diseñado para vencer porque creo que Dios está conmigo, y la fe es importantísima”.

¿Pero qué es un líder?, pregunta, el Pastor nos argumenta que es una persona que se revela o que está constituida, “soy un líder social para ayudar a los despreciados de la sociedad, los locos, los enfermos mentales, miro el desprecio con el que los miran, el horror, la repugnancia que existe de la gente al verlo todo mocoso, lagañoso, desnudo, pero ¿quién le ayuda?”.

A lo largo de la plática, José nos da un recorrido por Visión en Acción, mientras recuerda el inicio de la batalla; al caminar por los pasillos y convivir con sus ‘pelos duros’, él comenta que en 1995 dejó todo lo que tenía para dedicarse a levantar a las personas con conflictos, lo que lo llevó a instalar un comedor en la Zona Centro, donde brindaba alimento para 200 personas, posteriormente se hizo de cargo de al menos siete centros de rehabilitación para el tratamiento contra el uso de drogas, uno de ellos ubicado en la calle Fierro y Acacias.

“Una vez venía en mi camioneta y estaba nevando y de repente en la calle Altamirano miro para un lado y estaba una persona acostada en la nieve y la única cobija que tenía era el manto de nieve y sentí que Dios me dijo “levántalo” y dije “no, yo no trabajo con locos” y cuadras más adelante estaba otro enfermito metal con una cobija y estaba sangrado y parece que los focos lo enfocaron y sentí que Dios me dijo “levántalos”, entonces llego hasta el comedor y Dios no me dejó estar en paz y me dijo “levántalos, se están muriendo”.

Esa noche yo tenía programa en la radio, duré como 18 años y llamé en la radio y dije que iba a levantar a los enfermitos de la calle y que necesitaba gente que me ayudara, y llegaron como 15 personas con tinas de café y levantamos como 120 personas y los metimos en donde tenía el centro de rehabilitación, y a los 4 meses, levantaron firmas los vecinos y me sacaron de ahí, ya después me regalaron este terreno, eran tapias y me vine como con 60 enfermitos y aquí empecé, ya hace 23 años”.

El Pastor Galván nos comparte que todo comenzó en casas abandonadas y techos de alfombra hace 23 años y al observar el centro recuerda episodios fuertes como altercados muy delicados con los enfermos debido al nivel de agresividad que algunos presentaban. Incluso con dolor comenta que hubo muertes dentro del centro, por lo que estuvieron a punto de clausurarlo en al menos tres ocasiones.

REVISTA NET (RN): ¿Qué tratamiento reciben los enfermos?

JOSÉ GALVÁN (JS): “Tenemos como el 40 por ciento de los internos registrados en el Seguro Popular, que se están medicando, y hemos bajado el control de agresividad hasta un 60 por ciento, además de que ya estamos construyendo un espacio para nuestros ancianitos.

Sin embargo, uno de nuestros mejores medicamentos que tenemos es el amor. Cada domingo vienen trabajadores sociales, les hacen dinámicas, los ponen a bailar y otras actividades.

Alguien que nos apoya mucho es Stephanie Miranda, la conocen como la -Doctora Bombón-, ella es doctora de la risa, de hecho yo también colaboro como uno de ellos, somos generadores de alegría, en medio de la tristeza, en medio de la oscuridad, llevamos unos rayitos de luz.

Aquí no buscamos doparlos, sino buscar sus capacidades, sus virtudes, somos buscadores de tesoros, dentro de cada cerro hay pepitas de oro, pero hay que mover toneladas y toneladas de tierra primero”.

RN: ¿Cuál es el futuro de la asociación?

CS: “Yo en 13 años me voy, pero aquí se va a quedar gente comprometida (...) Josué por ejemplo se acaba de recibir de enfermero y Viridiana Torres que es nuestra procuradora de fondos; eran internos y hoy se han regenerado, somos locos, cuidando locos.

Saben, esto era de paletas, he vencido el desierto por 23 años y me siento orgulloso de haberlo hecho junto a un grupo de indeseables.

El futuro es muy prometedor, estoy diseñando personas que tomen la estafeta, soy realista, estoy preparando gente para que sienta el amor de los enfermos, y para que sientan ese amor, tienen que haber salido de ahí, nosotros tenemos una ventaja, y es que somos enfermos entendiendo al otro enfermo, hablamos su lenguaje y no el de médico-paciente”.

Continuamos con el recorrido por el centro, visitamos las habitaciones de los enfermos, el patio central, su sala de televisión y cada rincón que el Pastor nos muestra para darnos tan sólo una idea de lo que dicho espacio significa en su vida.

Al entrar a su estudio, José nos enseña algunas fotografías sobre los inicios de Visión en Acción, su evolución, es posible ver cómo se le iluminan los ojos al platicar de todas las adversidades que ha vencido con el transcurso de los años y cómo día a día busca lo mejor para sus llamados “pelos duros”.

“Aquí tienen todo, se casan aquí, hace poco les hicimos una fiestota, hemos tenido cinco matrimonios aquí, hemos logrado muchísimas cosas (...) Creemos en los cambios, Dios puede transformar a las personas y tomamos los riesgos, ellos tienen tantas virtudes que necesitan a alguien que confíe en ellos y les me gusta decirles locos, mis “pelos duros”, estoy para cuidarlos y me encanta”.

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