No cabe duda de que nos encontramos en un momento crucial en la política en México. Los partidos políticos han mostrado su aspecto menos democrático, al no dejar que fluyan sus liderazgos y personas con peso político importante dentro de sus procesos internos. En el PRI, con su debilidad que recientemente ha mostrado, derivada del hecho de que su fuerza principal que tenía de repartir espacios de poder se ha vuelto gravemente reducida. A nivel federal y local ya no pueden asegurar ninguna posición, por lo que sus huestes andan inquietas, por todos lados viendo por dónde acomodarse.

En mi partido, el PAN, cuando los militantes que principalmente han gozado de posiciones privilegiadas se ven desplazados por otros liderazgos internos no afines a sus propósitos, de inmediato se retiran, para acomodarse con otras fuerzas o se van por la vía independiente. Así tenemos casos patéticos como el de Javier Lozano que se va con el PRI, para apoyar la campaña de Mead como su vocero, y el de Gaby Cuevas, que después de ser acérrima crítica de López Obrador se va del PAN para apoyar el proyecto de MORENA, con el fin de afianzar la permanencia en una postura de poder, sin importar las ideologías y enfoques que AMLO pueda tener.

En el PRD sucede lo mismo, pero de una manera más generalizada, sobre todo a partir de la salida de López Obrador.

MORENA ha aprovechado con creces esta circunstancia, sin importarle los perfiles ideológicos. Lo que busca es más bien, tomar actores políticos que tengan peso mediático, sin importarle sus posturas ni su ideología.

Después de todos estos movimientos y desplazamientos políticos, nos encontramos con la ola de sospechas que se levantan, que si X actor político le hace el juego de la oposición para que en realidad Y actor político gane la elección, y luego vengan las reparticiones de cotos de poder, a través de concertacesiones.

Ante este marasmo, lo único que le queda al ciudadano para poder tener un criterio fundado para su conveniencia de escoger actores políticos que tiendan a la creación del bien común, es concentrarse en los perfiles y trayectorias personales de los diversos candidatos.

El ciudadano ya no debe analizar si el aspirante a candidato, precandidato o candidato pertenece a un partido político determinado o es ciudadano sin partido, mal llamados independientes, sino sus antecedentes como persona y la sustentación de sus propuestas, así como los aliados del postulante,

Lo que el ciudadano tiene que visualizar para votar por las múltiples opciones que tendrá, es si el candidato ha sido congruente en el transcurso de su carrera política, si su conducta privada y pública denota integridad en la persona. Es decir, si el que solicita el voto ha tenido una trayectoria de conducción ética en su vida pública y privada y sus propuestas son congruentes, estructuradas, posibles y serias.

Vamos a ver en las próximas elecciones muchísimas opciones, para decidir sobre si la persona que aspira a un cargo de elección popular desea realmente servir o desea subsistir dentro de un conglomerado de poder político para servir a los intereses de personas que solo buscan proteger beneficios particulares y no buscan el bien común.

Ahora, con los medios de comunicación que tenemos a nuestro alcance, así como las tecnologías de la información disponibles para todos, podemos hacernos de datos e información que nos permita dilucidar cuáles son las personas que necesitamos para que lideren el cambio que buscamos, que aseguren la continuidad del desarrollo democrático.

También es necesario asegurar a las personas que impulsen sistemas que permitan al gobierno tener una comunicación activa, clara y transparente con los ciudadanos, para que ambos desarrollen la colaboración necesaria para que se puedan generar buenos gobiernos, así como leyes e instituciones que nos permitan la rendición de cuentas, evitar la corrupción y el establecimiento de reglas del juego claras y precisas para mantener el orden y las instituciones necesarias para mantener la ruta hacia el bien común.

Estamos viviendo momentos históricos cruciales, en donde se ofrecerá a los ciudadanos espejismos de solución de problemas, a través de falsos liderazgos, por lo que es necesario que los electores realicen análisis claros y reflexivos sobre las ofertas y la trayectoria de las personas que las realizan. De esta manera los ciudadanos podrán determinar de una manera razonable y no nomás dejarse llevar por el sentimiento, de quiénes deben de tener las posiciones de poder que van a influir en el desarrollo de nuestras vidas.

Última Instancia

Por.- Carlos Angulo Parra

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