Para nadie es un secreto que las drogas tanto legales como ilegales, están invadiendo a una gran cantidad de jóvenes, mismos que por diversas situaciones deciden probarlas y continuar su uso, dado que los saca de su realidad por algunos momentos, lo que les representa un respiro ante el ambiente que los agobia; desafortunadamente, mucha de esa problemática se genera al interior de sus casas, con su familia, misma que debería ser la más interesada en que tuvieran una vida agradable, por lo mismo se supone que existen muchas campañas que pretenden prevenir su consumo y para ello se valen de distintos medios de comunicación a través de los cuales mandan muy diversos mensajes encaminados a pedir ayuda, en caso de ya tener un problema, a las distintas instituciones de apoyo que existen, o al menos así se supone que debería ser, sin embargo y pese a que instituciones como el Centro de Integración Juvenil otorgan el soporte a quien quiera salirse de las drogas; su directora Olivia Caraveo Villalobos, informó que todos los menores de edad atendidos en ese lugar contra adicciones, son referidos, ya sea por sus padres o alguna institución y agregó que generalmente, ningún menor de edad llega solo al Centro a pedir que lo traten contra alguna adicción.

Menciona que los jóvenes referidos por sus padres y la policía aceptan más fácilmente los tratamientos, no así los referidos por condicionamiento, como los laborales, esto es que de algún centro de trabajo los mandan por presentar la problemática de adicción, cosa que no aceptan de muy buena gana y por lo regular se trata de casos más problemáticos.

En general es normal que así ocurra, lo que resulta un tanto increíble, pues el espíritu del referido centro es brindar ayuda, es que no reciben a menores de edad que acudan de forma completamente voluntaria y sin el acompañamiento de su padre o tutor, situación completamente inverosímil e injusta, dado que en muchas ocasiones y como ya lo mencionamos, lo que orilla a algunos muchachos a refugiarse en las drogas, son sus problemas de familia, en los que son los mismos padres de estos quienes ejercen violencia en su contra, los maltratan o los obligan a realizar acciones que los denigran, por lo mismo la última persona a quien le pedirían ayuda para solucionar su problema de adicción, seria precisamente a sus padres, lo malo es que posiblemente por procedimiento esa es una condicionante, así que no es que los jóvenes no quieran acercarse a pedir ayuda, es que si no lo hacen acompañados de un adulto o por alguna otra institución, simplemente se las niegan.

Imaginemos la siguiente escena, un muchacho después de algún tiempo de consumir drogas llega el momento en que se da cuenta que se está provocando un enorme daño y de pronto toma la decisión de cambiar y buscar ayuda, se encamina hacia un Centro de Integración Juvenil, lugar al que le han contado que apoyan en ese sentido, después de varios minutos de nerviosismo y luego de auto convencerse de dejar el miedo a un lado para entrar, por fin lo consigue, se aproxima a la primer persona que ve, pregunta si se le puede ayudar, comienzan a preguntarle cuál es su problema y el haciendo un gran esfuerzo cuenta parte de sus historia, pero llega al momento en que le preguntan su edad y resulta que es menor, por lo que le dicen que no le pueden brindar la ayuda a menos que lo acompañe uno de sus padres; así que le indican que regrese con alguno de ellos y de inmediato comenzarían con el programa.

Muy posiblemente el joven saldrá y ya no regresará, pues su relación con sus padres está rota, y sin la más mínima posibilidad de reestablecerla, en este caso pueden pasar dos cosas; una que el joven busque en otro lugar la ayuda que requiere, o que simplemente regrese a su adicción pensando que no hay solución, por lo mismo se requiere de instituciones que de verdad tengan la intensión de ayudar, comprometidas, sobre todo porque no debe ser fácil para nadie decidirse, por sí mismo, cambiar el rumbo de su vida, así que se debe reconsiderar ese punto sobre todo porque hay muchos casos como el referido y lo peor que podemos hacer es dejar sola a nuestra juventud, al contrario debemos tener fe en ellos, se supone que son nuestro relevo o al menos esa es la idea…

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