Ha terminao la décima corrida de la temporada grande en la México; es hora de merendar y con suaves toques de voz, porque en el pedir está el dar, le dijimos a la distinguida señora Manchega, nos hiciera unas quesadillas sincronizadas con un buen pote de canela bien calientita, a lo cual accedió de muy buena gana. ¡Gulp!.

Ahora a la fiesta depreciada, parafraseando a los economistas cuando usan este término para decirnos que er peso pierde valor, mientras el dólar, hay el dólar, se fortalece. Estos economistas y sus términos esotéricos, ya nos imaginamos a un pelao ahogándose en el fondo de una alberca, nos dirían los tales economistas que no se está ahogando, sino que se están agotando peligrosamente sus reservas de oxígeno. Qué ingenuos.

En cambio, la depreciación en la más bella de todas las fiestas es real, porque el toro bravo ha desaparecido; en esta corrida la mansá fue de Arroyo Zarco, dejándose ver también la depreciación de la fiesta en la entrá, muy pobre y lo que se ve en el ruedo también es pobre, no se diga el segundo tercio, donde lamentablemente no se aplica el reglamento, aunque el subalterno Diego Martínez, salió a saludar desde el tercio por haber colocao un estupendo par de banderillas, en el primer tío de Nacho Garibay.

Este torero, vestido de gris y oro, le confirmó la alternativa a Diego Sánchez, enfundao en un precioso terno malva y oro, quien recibió a "Brillante" que resultó opaco y a "Nazareno" que fue por el mismo estilo. El toricantano, al parecer, tiene lo suyo: er ganao no le ayudó pero haciendo uso del dicho, de casta le viene ar galgo, esperemos que Diego se haga torero de verdá sin papá, porque entonces de vedet nunca saldrá. Dicho sea con todo respeto para padre e hijo.

Er capitalino Ignacio Garibay, pechó con "Aniversario" y "Fernanditos", no tuvo suerte, porfió, dejó ver su estilo mexicano en su toreo pero hasta ahí; no tuvo tarde y la afición megapolitana, no pudo ver a su torero como en otras tardes que ha armao la escandalera.

Er segundo espá y testigo de la ceremonia de confirmación de Diego, fue José Garrido, que se enfundó un terno grana y oro, el extremeño, como sus paisitas, dejó ver su técnica torera y a "Barba Roja" que fue su primer enemigo, logró cortarle una oreja, porque la democracia así lo pidió, para ser el triunfador absoluto, triunfo que er de Badajó, no pudo refrendar con "Hermoso Cariño" que, como título de canción es bueno, pero no para nombre de una res que salga a una plaza toros.

Total, cada quien sabrá si la fiesta se está depreciando o si ya está, lo cierto que para el próximo domingo, hay un cartel interesante y desde luego, si er destino no nos alcanza, te haremos, amable lectora (or), la croniquilla der festejo. Vale.

Barrera de sol

Por Manolo de la Laguna

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