El cinco de febrero, el cardenal Carlos Aguiar Retes (Tepic, 1950) asume su cargo como arzobispo de la Ciudad de México en sustitución de Norberto Rivera que, al cumplir 75 años, tuvo que renunciar como lo exige la norma eclesial. El nuevo titular de la arquidiócesis lo fue antes de Tlalnepantla (2009-2017).

Aguiar tiene una sólida formación intelectual. Estudió en el Seminario Interdiocesano de Moctezuma, Nuevo México, dirigido por los jesuitas. En 1973 se ordenó sacerdote. Tiene una Licenciatura en Sagradas Escrituras, por el Instituto Bíblico, y un doctorado por la Universidad Gregoriana, dos instituciones con sede en Roma dirigidas por la Compañía de Jesús.

El nuevo arzobispo, que fue maestro y rector del seminario de Tepic, habla cinco idiomas. Se ha desempeñado como obispo de Texcoco (1997-2009), presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) por dos periodos, del 2007 al 2012, y presidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Celam) (2011-2015).

Como obispo se reconoce que ha conducido a sus diócesis con claro liderazgo, buena planeación y también organización. Capacidades necesarias para dirigir la arquidiócesis más poblada del mundo. Se le ubica también como un hombre abierto y que sabe dialogar.

En 2016, el papa Francisco nombra cardenal a Don Carlos, como se le dice en el medio eclesial. En 2001, los dos se conocieron en un sínodo episcopal en Roma. Desde entonces mantienen una relación como obispos y han coincidido en muchas reuniones, pero se sabe que más allá de eso son reales amigos.

Ambos participaron en los trabajos de redacción del Documento de Aparecida, durante la V Conferencia General de la Celam que tuvo lugar en Brasil durante 2007. La elaboración del texto fue coordinada por el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. Documento clave, para entender buena parte de las directrices del actual papado.

Al cardenal Aguiar, en el mundo eclesial, se le ubica como hombre de centro. En sus primeros años de sacerdote se le relaciona cercano al cardenal Adolfo Suárez Rivera (1927-2008), que se desempeñó como obispo de Tepic (1971-1980) y luego arzobispo de Monterrey (1983-2003). Él siempre mantuvo una actitud abierta y defendió las posiciones de centro.

Los retos y las tareas del nuevo arzobispo son enormes. Sobre la gestión del cardenal Aguiar hay muchas expectativas en la Iglesia mexicana, pero también en el Vaticano. México, por el número de los creyentes es la segunda cristiandad a nivel mundial sólo superada por Brasil.

El arzobispo va a ejercer su función en una ciudad con ocho millones de católicos y con una estructura eclesial ahora dividida en ocho vicarias episcopales, cada una presidida por un obispo auxiliar, organizadas en 52 decantados y 650 parroquias. En la Iglesia del país el peso de la arquidiócesis es importante.

Rubén Aguilar Valenzuela

Twitter: @RubenAguilar

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