Octava corrida de la temporá en la México, con una plaza vacía, desolada, que hacía más gélido el ambiente de esa tarde dominical, donde 3 toreros 3 mexicanos, se vistieron de luces para tratar de lidiar 6 toros 6 de la ganadería de Caparica, cuya única cualidad que tuvieron las reses, fue el de ser fijos.

Jerónimo, vestido de azul marino y oro, aparte de ser el director de la lidia por antigüedad, le confirmó la alternativa a Antonio Lomelín, quien contra la costumbre de vestir de blanco, por su confirmación, vistió de negro (quizá en memoria de su padre) y oro, aunque partió plaza destocao, como mandan los cánones, siendo testigo de la ceremonia doctoral, Juan Pablo Llaguno, enfundao en un terno grana y oro.

El toricantano Lomelín, recibió al toro de su confirmación que se llamó "Divino", de lo cual sólo tuvo el nombre. Aplausos. Su segundo enemigo y que cerró plaza, se llamó "Soñador", aunque no hizo soñar ni a su propio matador, quien por la falta de estar en la cara del animal, se le vio muy verde y sin sitio alguno, salvo opinión en contrario. Aplausos.

Jerónimo recibió ar segundo de la tarde "Remolino" y ni siquiera levantó el polvo de la arena, al cual toreo el Jero, con verónicas rapidillas, las que le fueron coreadas con el ole y ya con la muleta, el tlaxcalteca hizo un toreo de muchas piernas, demostrando solamente valor, lo que le valió saludar desde el tercio y dar una vuelta por el ruedo. Con su segundo "Vaquero"", Jerónimo, después de valetear con er capote y sentar ahora sí las manoletinas en la arena, instrumentó una faena de entrega, sentimiento y valor y como se tira a matar dando er pecho, deja una buena estocá, saliendo del embroque trompicado y con el frente de la taleguilla rota. Corta una oreja y el Padrino, es el triunfador de la tarde, escuchando el grito de ¡torero!, ¡torero!

Er segundo espá fue Juan Pablo Llaguno, recibió a "Ilusionista" y la ilusión brilló en el ruedo y aunque er chaval no emociona con er capote, trata de acomodarse con el toro; de pronto er bicho lo prende y Juan Pablo, emprende er Vuelo del Águila, recordando aquella vieja serie televisiva, pues el toro lo levanta a más de 3 metros 3 de altura, dándose el muchacho, al caer, un fuerte costalazo y como si eso fuera poco, er tío le propina una paliza que, gracias a la juventud del queretano, las cosas no llegaron a mayores. Al matar, Llaguno, dada su entrega, saluda desde el tercio.

"Trueno" fue el segundo animal de su lote al que torea Juan por chicuelinas en los medios de la plaza; de pronto el animal salta ar callejón, justo donde estaba el zarzo de banderillas y cae sobre el lomo de uno de los monosabios; afortunadamente sin consecuencias para "Gamusita" y ya con la muleta Juanpa, deja ver su toreo, serio, sereno, estético, pero como al matar pincha, sólo recibe aplausos al final de su labor torera. Vale.

Barrera de sol

Por Manolo de la Laguna

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