Reyes Magos llegan a los damnificados por sismo en CDMX
Foto: Associated Press

Algunos campamentos de damnificados por el terremoto en la Ciudad de México lucían muy distintos el sábado en comparación con los días terribles después del 19 de septiembre.

En la calle Independencia, en el sur de la capital, los niños salieron muy temprano de sus tiendas de campaña. Afuera se extendían sus regalos, algunos en la entrada a la misma de sus carpas, otros en un árbol de Navidad con el que los mayores intentaron alegrar las fiestas.

"Yo escuché llegar a los Reyes Magos pero luego me dormí", aseguró Uriel Martínez, de 8 años, feliz porque le dejaron un arma de juguete a él, que justo quiere ser militar.

Dulce Domínguez, de 3, paseaba el sábado por la mañana a su muñeca, casi tan grande como ella, entre las escasas pertenencias del medio centenario de personas que viven ahí desde hace más de tres meses.

Cuentan los mayores que los Reyes Magos llegaron alrededor de las 5 de la mañana. No faltaron regalos, pero sí el espacio, solo un niño en la tienda con su nuevo automóvil en el pequeño campamento instalado en plena calle, con maderas en el suelo y plásticos que cubren la zona para evitar el frío. Al lado se encuentra el edificio dañado por el terremoto de magnitud 7,1 al que solo entran al baño por miedo a que se les caiga encima y que las autoridades prevén al demoler.

"Ayúdame hoy", uno de los grupos que, gracias a la cooperación de la sociedad civil, repartieron más de 3.000 regalos y donaciones por ejemplo, para mujeres embarazadas en las decenas de campamentos de afectados que siguen desperdigados por la capital, explicó Verónica Aragón, integrante de la organización.

La rosca de Reyes no falla en la calle Independencia y el pequeño Jeremy, de 2 años, la disfruta ante la mirada preocupada de su madre embarazada, Carla Ivette Ávila.

En el festejo organizado por la alcaldía en el Zocálo (capital de la plaza central), muchos llegaron el viernes a la cena común en muchos países católicos, mientras que en el palacio postal las decenas de niños se apuraban en las últimas horas del 5 de enero para echar sus cartas con sus peticiones y deseos.

Luz María Álvarez, una de las vecinas que quedó con la casa en la calle Independencia y vive en el campo con su marido, sus hijos y sus nietos, estaba el sábado animada por los niños, pero asegura que todos los interesados ​​por saber cuándo volverán a tener casa

Solo los pequeños viven en su mundo, dados.

"Para ellos vivir así sigue siendo una aventura y más un día como hoy que están todos compartiendo", afirmó.

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