Editorial
Foto: Net Noticias

El domingo pasado, hoy hace una semana exactamente advertimos de la peligrosidad que estaban tomando las acciones de los huachicoleros al estar saboteando los ductos de Pemex.

Así lo dijimos:

“Hablar de sabotajes en Pemex indudablemente reviste el tema de una importancia mayor por el significado de la empresa para la nación y por lo delicado de los productos que maneja, altamente inflamables o explosivos.”

“Debemos entender que la confrontación con los ladrones ha escalado a un nivel superior, en que ellos están defendiendo sus ilícitas actividades y tal pareciera que con estos sabotajes están amenazando con llegar a respuestas de mayor beligerancia.”

“El Gobierno de la República, con la ley en la mano, debe dar drástica respuesta a los instigadores de la corrupción y el robo descarado en Pemex. Y la respuesta debe ser contundente y rápida.”

Hoy, una semana después, estamos frente a la tragedia que enluta cientos de humildes hogares en el estado de Hidalgo, al hacer explosión el delicado combustible cuando estaba siendo saqueado un ducto de Pemex.

Todos los excesos tienen su precio, y a veces es muy alto, son muy caras las consecuencias, como en este caso que hasta el momento ha costado la vida de 73 personas y causado lesiones graves a más de cien.

La cuerda siempre se revienta por lo más delgado. Los afectados son gente pobre, habitantes de Tlahuelilpan una pequeña comunidad rural del estado de Hidalgo, mientras los grandes huachicoleros, los de cuello blanco, siguen hasta el momento en la tranquilidad que les proporciona la vida impune.

Las investigaciones han comenzado, pero estas se deben profundizar rápidamente, pues cabe la sospecha que detrás del delito del robo y el accidente, se oculten manos criminales y homicidas que causaron premeditadamente la tragedia.

Justicia que no es expedita no es justicia. El tiempo siempre corre a favor de los delincuentes. Esta es la prueba, literalmente de fuego, para el recién estrenado Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien por principio de cuentas ha afirmado que el incendio fue intencional.

Si no se hace lo que se debe, que no nos sorprendan después más “accidentes”.

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